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Introducción
El período que abarca entre circa 1250 y 1850 es privilegiado por el estudio marxista. La
elección no es eventual. Recoge problemas que atañen a la formación del mundo moderno,
el tema que Marx, en su ecuménico interés por la historia, distinguió. No sólo la sucesión de
cuestiones económicas y políticas es observable en esa longue durée; es también el período
en que se desenvuelven cualidades claves del proceso, como fueron los cercamientos o la
proto-industria2
.
Contenidos, filiaciones y contexto de esta historiografía muestran que la herencia de Marx
sólo delimita rasgos sustanciales. Su legado fue reconstruido de acuerdo a tradiciones
nacionales y hábitos que nacen en cada especialidad, además del influjo de entornos
políticos, culturales y económicos. La incidencia partidista, en su sentido más directo,
debería también considerarse cuando la producción se midió por escalas de ortodoxia. En
suma, problemáticas elevadas a inamovible centralidad, desplazamiento de temas, fusión
con otras disposiciones y utilización desigual de categorías recibidas son atributos de esta
trayectoria. Un artículo sólo permite trazar lineamientos.
Su recorrido está prefijado tanto por acontecimientos (estalinismo o Guerra Mundial)
como por un desequilibrio que favorece a Inglaterra y Francia3
. Son escenarios
1 Este estudio recibió importantes aportes y comentarios de Laura da Graca, Corina Luchía y Octavio
Colombo.
2 CAMPAGNE, 2005, p. 168-186, en Inglaterra los vallados aparecen en el siglo XIII, durante toda la época
moderna el fenómeno se desarrolla, y entre 1800 y 1810, se registra el récord de actas, aunque habían
cambiado características de la acción. Sobre proto-industria, KRIEDTE, MEDICK, SCHLUMBOHM, 1986
3 Cada país merecería un examen específico para dar cuenta de la ausencia de un marxismo propio. El
clima de las universidades españolas en época de Franco, tan poco propicio para todo racionalismo, se
capta en las historias personales de historiadores. Al respecto, SESMA MUÑOZ, 1998 y ESTEPA DÍEZ,
1998. Que la enseñanza de Kantorowicz haya sido, según Estepa Díez, una influencia positiva en la
universidad madrileña de los años cincuenta, indicaría que el retrógrado franquismo de muchos profesores
transmutaba al nacionalsocialismo en progresista fuente de pensamiento. Sobre Kantorowicz, un lacayo de
los más reaccionarios gobiernos que se cruzaron en su fenicia existencia, ver, RUEHL, 2000. La elite de
españoles que, con una integridad ética que hoy se añora, despliega su análisis marxista entre 1965 y
1975, encontró un campo problemático ya constituido. Dice FERNÁNDEZ CLEMENTE, 1995, “La recepción
del marxismo por los historiadores españoles se ha realizado a través de los grupos francés y británico” (p.
62). En Alemania, la función de frontera que cumplió el país entre el bloque capitalista y el bloque socialista
se sumó a la destrucción cultural de los nazis; esto explica que la Guerra Fría se haya trasladado al estudio
de la historia. Ver, GOETZ, 2005, “…il n‟y eut (et il n‟y a) pas en RFA, malgré l‟ouverture à une discussion
historiográficos que coinciden con los escenarios “clásicos” de una doble transformación,
económica (Revolución Industrial) y política (Revolución Burguesa). Con los resultados, nos
es dado volver no sólo al Marx que sus discípulos desenvolvieron sino también al que
ignoraron. Son proyectos que nos esperan. Estas menciones establecen, casi como un
desprendimiento espontáneo, los acápites que ritman la exposición.
El compromiso con el análisis no evita algún grado de descripción. Presumo que el lector
no necesariamente recuerda qué escribieron los autores o grupos de autores bajo examen
Explicación:
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