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Respuesta:
En la mayoría de los cados
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MERCURIO:
Los primeros registros de avistamientos de Mercurio proceden de las tabletas Mul-Apin, del siglo XIV a.C., en el que Mercurio fue descrito (aproximadamente) como el «planeta saltarín».
VENUS
Aunque la atmósfera de Venus es de todo menos idílica y, su superficie es igual de hostil, el planeta es una de esas visiones majestuosas desde nuestro planeta. Por su proximidad, y la densidad de su atmósfera, es el tercer objeto celeste más brillante en nuestro firmamento (tras el Sol y la Luna) y llega a proyectar sombras en la superficie de nuestro planeta.
MARTE
En el antiguo panteón romano, Marte era el segundo dios más importante (sólo superado por Júpiter). Aunque no se sabe mucho de su origen en cuanto a mitología se refiere, en la época de la antigua Roma, Marte era el dios de la guerra y el protector de Roma. Así que, ¿qué mejor nombre para un planeta que, por la cantidad de hierro oxidado en su superficie, es completamente rojo al observarlo en el firmamento?. Los griegos, con anterioridad a los romanos, lo habían denominado Ares (el dios de la guerra griego).
JÚPITER
El planeta más grande de nuestro sistema solar (tanto que parece un sistema solar en miniatura por la cantidad de satélites que tiene en su órbita) sólo podía recibir el nombre de los dioses más importantes, es decir, Zeus en la mitologría griega, y Júpiter en la romana. Júpiter era el dios de la luz y el cielo, y el más importante en el panteón. Para los griegos, Zeus era el dios del trueno y padre de los dioses. Para los babilonios, el planeta recibía el nombre de Marduk (y, en un giro que seguro que no sorprende a nadie, también era uno de sus dioses más poderosos).
SATURNO
Es conocido desde tiempos prehistóricos, y es el planeta más lejano observado. Los antiguos griegos lo nombraron en honor a su dios del tiempo y la agricultura, Cronos, porque tiene el periodo de observación en el firmamento más largo de todos los planetas (y era considerado el guardián del tiempo). Los romanos lo nombraron Saturno en honor a su propio dios, equivalente al de la mitología griega, y el padre de Júpiter (de hecho, Cronos es también el padre de Zeus).
URANO
Aunque Urano había sido observado ya en la prehistoria, había pasado por una estrella más. Su descubrimiento no llegó hasta el año 1781, cuando Sir William Herschel lo bautizó con el nombre Georgium Sidus (la estrella de Jorge) en honor al rey Jorge III de Reino Unido.
NEPTUNO
Neptuno fue el primer planeta descubierto por las matemáticas en lugar de por la observación. En realidad, había sido observado por astrónomos con anterioridad, pero al igual que con Urano, creyeron que se trataba de una estrella.
PLUTÓN
Aunque ya no sea un planeta más del Sistema Solar, vale la pena ver de dónde sale el nombre de este objeto celeste, porque es un caso de lo más curioso.
En 1906, Percival Lowell, un astrónomo americano (entre otras ocupaciones) que fundó el Observatorio Lowell, inició la búsqueda de un noveno planeta en el Sistema Solar, al que se refirió como el Planeta X (hoy en día ese término se utiliza, a veces, en asociación a una leyenda urbana: Nibiru). Lowell falleció en 1916, creyendo que sus esfuerzos no habían dado resultado.
Explicación:
Todo el mundo sabe que hay ocho planetas en el sistema solar: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Y que fueron los romanos quienes pusieron nombre a estos planetas, bautizándolos con el nombre de algunos de sus dioses.