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La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires fue el mayor centro clandestino de detención y tortura de la dictadura argentina (1976-1983), y ahora, convertida en museo de memoria histórica, ha recibido la simbólica visita de mujeres que sufrieron abusos sexuales durante su cautiverio.
"Es la segunda vez que entro a la ESMA después de que me liberaron, así que tengo las manos empapadas. No nos gusta para nada entrar acá y si podemos no venimos", afirmó emocionada Graciela García, superviviente de los trágicos hechos acontecidos durante la dictadura.
Los testimonios judiciales de mujeres como Graciela, que sufrieron abusos sexuales en su estancia en centros de detención de la última dictadura argentina, quedan ahora expuestos en la muestra "Ser Mujeres en la ESMA, testimonios para volver a mirar", que se inauguró este jueves.
Según organismos de derechos humanos, un total de 30.000 personas fueron detenidas y hechas desaparecer para siempre durante este período por motivos políticos.
Algunos de ellos fueron arrojados vivos a las aguas del Río de la Plata en lo que se conoció como los "vuelos de la muerte".
Además de esto, las mujeres retenidas fueron objeto de distintos delitos sexuales por los que las supervivientes han prestado testimonio judicial.
"El tema del abuso sexual, en el año 76 era lo habitual. Yo creo que no se salvó ninguna compañera, y lo que es peor, después las mataron", recordó García sobre el primer año de la dictadura.
En cambio, Ana Testa, que estuvo presa en la ESMA durante finales de 1979 y principios de 1980, relató que para ella, este fue "un centro clandestino de detención y exterminio donde no existió como metodología de tortura la violación física", aunque sí fueron víctimas del "trabajo esclavo".
"Ellos eran propietarios de nuestra voluntad, de nuestras decisiones y de nuestra elección. En ese período, las mujeres éramos más objetos, como en la cotidianeidad y la sociedad civil", aseguró la superviviente.
Diversos testimonios de carácter judicial se recopilan en la muestra inaugurada este jueves, que ofrece una revisión de la historia de la ESMA a partir de una perspectiva de género, cosa que no se había hecho hasta ahora.
Entre ellos, se encuentran detalles sobre las estrategias que las cautivas emplearon para proteger la vida y cuidarse entre ellas, lo que según la exposición, constituyó "un acto de rebeldía".
Fuentes del centro apuntaron que desde 2010 se dictaron 22 sentencias condenatorias por los delitos de abuso sexual, violación y aborto forzado, como crímenes de lesa humanidad, donde fueron condenadas 2 mujeres y 93 varones, y cuyas víctimas ascienden a 89, 67 mujeres y 22 hombres.
El juez instructor de la causa por los crímenes en la ESMA, Sergio Torres, asistió a la inauguración y remarcó que Argentina "eligió la justicia" para enfrentar los delitos que ocurrieron en los centros clandestinos, que consideró "de los más aberrantes que pueden existir en la historia de la humanidad".
Respecto a la "megacausa" judicial sobre la que pivota la muestra, Torres explicó que se encontraron múltiples desafíos, como separar el delito contra la integridad sexual de los delitos de privación de la libertad, que "históricamente siempre iban unidos".
Algunas de las asistentes a la inauguración de "Ser Mujeres en la ESMA, testimonios para volver a mirar" portaron pañuelos verdes, en señal de su apoyo a la legalización del aborto en Argentina, con lo que demuestran "las nuevas sensibilidades que despierta el movimiento de mujeres" por las que se decidió armar esta exposición.
"A mí me pone muy contenta poder repensarme a los 65 años con todo este movimiento, que me está dando un montón de argumentos para volver a pensar un montón de cosas. Gracias", expresó Ana Testa.
Tono Gil
"Es la segunda vez que entro a la ESMA después de que me liberaron, así que tengo las manos empapadas. No nos gusta para nada entrar acá y si podemos no venimos", afirmó emocionada Graciela García, superviviente de los trágicos hechos acontecidos durante la dictadura.
Los testimonios judiciales de mujeres como Graciela, que sufrieron abusos sexuales en su estancia en centros de detención de la última dictadura argentina, quedan ahora expuestos en la muestra "Ser Mujeres en la ESMA, testimonios para volver a mirar", que se inauguró este jueves.
Según organismos de derechos humanos, un total de 30.000 personas fueron detenidas y hechas desaparecer para siempre durante este período por motivos políticos.
Algunos de ellos fueron arrojados vivos a las aguas del Río de la Plata en lo que se conoció como los "vuelos de la muerte".
Además de esto, las mujeres retenidas fueron objeto de distintos delitos sexuales por los que las supervivientes han prestado testimonio judicial.
"El tema del abuso sexual, en el año 76 era lo habitual. Yo creo que no se salvó ninguna compañera, y lo que es peor, después las mataron", recordó García sobre el primer año de la dictadura.
En cambio, Ana Testa, que estuvo presa en la ESMA durante finales de 1979 y principios de 1980, relató que para ella, este fue "un centro clandestino de detención y exterminio donde no existió como metodología de tortura la violación física", aunque sí fueron víctimas del "trabajo esclavo".
"Ellos eran propietarios de nuestra voluntad, de nuestras decisiones y de nuestra elección. En ese período, las mujeres éramos más objetos, como en la cotidianeidad y la sociedad civil", aseguró la superviviente.
Diversos testimonios de carácter judicial se recopilan en la muestra inaugurada este jueves, que ofrece una revisión de la historia de la ESMA a partir de una perspectiva de género, cosa que no se había hecho hasta ahora.
Entre ellos, se encuentran detalles sobre las estrategias que las cautivas emplearon para proteger la vida y cuidarse entre ellas, lo que según la exposición, constituyó "un acto de rebeldía".
Fuentes del centro apuntaron que desde 2010 se dictaron 22 sentencias condenatorias por los delitos de abuso sexual, violación y aborto forzado, como crímenes de lesa humanidad, donde fueron condenadas 2 mujeres y 93 varones, y cuyas víctimas ascienden a 89, 67 mujeres y 22 hombres.
El juez instructor de la causa por los crímenes en la ESMA, Sergio Torres, asistió a la inauguración y remarcó que Argentina "eligió la justicia" para enfrentar los delitos que ocurrieron en los centros clandestinos, que consideró "de los más aberrantes que pueden existir en la historia de la humanidad".
Respecto a la "megacausa" judicial sobre la que pivota la muestra, Torres explicó que se encontraron múltiples desafíos, como separar el delito contra la integridad sexual de los delitos de privación de la libertad, que "históricamente siempre iban unidos".
Algunas de las asistentes a la inauguración de "Ser Mujeres en la ESMA, testimonios para volver a mirar" portaron pañuelos verdes, en señal de su apoyo a la legalización del aborto en Argentina, con lo que demuestran "las nuevas sensibilidades que despierta el movimiento de mujeres" por las que se decidió armar esta exposición.
"A mí me pone muy contenta poder repensarme a los 65 años con todo este movimiento, que me está dando un montón de argumentos para volver a pensar un montón de cosas. Gracias", expresó Ana Testa.
Tono Gil
rariadna190:
Gracias
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