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Respuesta:
La presente investigación explora el trabajo de producción de los materiales audiovisuales a
través de una visión integral, que tenga en cuenta los aspectos narrativos del producto final y,
especialmente, la naturaleza organizacional del proceso de realización, intentando explicar la
tácita relación que existe entre ambas dimensiones. Para este fin hemos recurrido a los
planteamientos interdisciplinarios formulados por la Teoría General de Sistemas, los cuales han
facilitado el uso de diversos conceptos pertenecientes a materias tales como la narrativa, la
administración, la semiótica o la propia epistemología sistémica. Esta búsqueda nos ha llevado a
proponer la existencia de un ente sistémico, encargado del proceso total de la realización: el
Sistema Enunciador Audiovisual.
Hace algunos años, durante el desarrollo de una clase, fue explicado el patrón
organizacional adoptado normalmente durante el trabajo de producción audiovisual. Luego de
culminada la exposición del conocido organigrama jerárquico, encabezado por la
producción-dirección, fue planteada la siguiente interrogante: “¿y por qué el modelo es así?”. La
respuesta recibida dio origen al presente esfuerzo sistemático por responderla rigurosamente:
“porque es así”.
Esta respuesta dejaba traslucir una primera pista: tal vez, este patrón organizativo
(centralizado y vertical) había surgido de la misma práctica, y había demostrado tal éxito que
ahora formaba parte del sentido común. Siendo la producción cinematográfica más antigua que
la televisiva, podría encontrarse en su desarrollo histórico el momento en que hayan surgido las
características de esta jerarquía.
Durante las primeras décadas del cine, el director llegó a asumir un control total sobre la
producción, debido principalmente a que se trataba de un medio nuevo, en el cual podía
aventurarse gracias principalmente a la experiencia teatral que (generalmente) aportaba. No sólo
ideaba los argumentos, sino también las técnicas expresivas para comunicarlos
audiovisualmente. Ejercía la autoría total del producto, tanto en contenido como en forma.
Posteriormente, la función del productor apareció como una supervisión del trabajo y del
presupuesto de cada producción, exigida por los nuevos dueños de Hollywood: la banca de Wall
Street, golpeada por el “Crack” de 1929. El director, hasta entonces responsable único del
proceso de producción, tuvo que compartir esta responsabilidad con este necesario representante
de quienes hacían posible que la película fuese realizada.
Los conocidos conflictos de autoridad entre el productor y el director desembocaron en una
estructura de “línea industrial de montaje” durante las décadas siguientes, en la que este último
participaba solamente durante el rodaje del filme. Filmaba la escena desde todos los ángulos
posibles, con el fin de reunir el material necesario para el posterior montaje, el cual se realizaba
bajo la supervisión del productor.
Contra esta limitación hecha costumbre surgió la Nouvelle Vague francesa, la cual buscaba
devolver al director el poder creativo total que tuvo durante los primeros años del cine, con el fin
de rescatar la expresividad cinematográfica del estancamiento al que la producción masiva e
industrial la había llevado. Reaparecía entonces el director creador, el director–autor. Con este
fin, uno de los principales reclamos de este movimiento fue otorgarle al director el derecho al
corte final, a intervenir en el montaje final de su obra.
Explicación: