Respuestas
Respuesta:
Explicación:en torno a las intervenciones militares de Estados Unidos contra los movimientos progresistas
en los países del Tercer Mundo. A ello respondió con la siguiente cita de John F. Kennedy:
“Aquellos que hacen imposible las revoluciones pacíficas harán las revoluciones violentas
inevitables.” Así las cosas, razona Cohen, aquellos que impiden en los países musulmanes las
revoluciones seculares, serán los responsables de hacer las revoluciones islámicas inevitables.
Fidel Castro en algún momento, refiriéndose a la época en que se puso de moda acusar a la
Revolución Cubana de exportar la Revolución, señaló con toda razón que las revoluciones
sociales no pueden fabricarse, ni cuando se desatan son capaces de contenerse. La actual
situación política en el mundo árabe es una vez más testigo de la corrección de estas
premisas.
El periodista argentino Atilio Borón, por su parte, comenta, que en la mejor tradición
marxista—de hecho, la expresión se le atribuye por algunos a Lenin más que a Marx—que
para que se produzca una situación revolucionaria tiene que existir el hecho de que los de
arriba ya no puedan mandar y los de abajo no se dejen dominar.
Las recientes protestas populares en Egipto contra el corrupto gobierno encabezado en las
pasadas tres décadas por Hosni Mubarak y otros movimientos populares que vienen
desarrollándose en diversos países; árabes y europeos, podrían tener en sí mismos el
potencial de cambio y transformación revolucionaria en tales países.
1 / 4Los conflictos entre el mundo musulmán y Occidente
Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
Martes, 21 de Junio de 2011 03:34 - Última actualización Miércoles, 07 de Junio de 2017 14:25
Por las características propias de los procesos políticos que desembocaron en grandes
revoluciones durante el siglo 20, hoy, a comienzos de la segunda década del siglo 21, los
procesos sociales que observamos nos dicen que las opciones revolucionarias para los
pueblos no están agotadas.
Al referirnos en esta discusión al Medio Oriente, seguro tendríamos que enfocar la misma en el
marco de lo que son los países que configuran esta zona geográfica, a saber: Turquía, Líbano,
Siria, Israel, Palestina (Cisjordania y la Franja de Gaza) Jordania, Egipto (en la península del
Sinaí), Iraq, Kuwait, Arabia Saudita; y ciertamente, algunos también añadirían a los Emiratos
Árabes Unidos, Omán, Yemén y Bahréin, por ser otros estados que configuran la península
arábiga. Todos ellos son países musulmanes, aunque en el caso del Líbano, la presencia
cristiana maronita es importante. En el caso de Israel, producto del desplazamiento poblacional
de palestinos fuera del territorio que hoy ocupa, su población, proveniente fundamentalmente
de otros países o descendientes de quienes allí se asentaron provenientes de otros países, les
une, más que una nacionalidad, una religión, la judía.
Existen otros países cercanos a los antes indicados donde también se profesa la fe
musulmana, que no necesariamente forman parte del Medio Oriente y, que tampoco son
árabes sino persas. Dentro de ellos vienen desarrollándose también importantes procesos
políticos. Entre estos se encuentran los localizados en Asia Central y la zona del Cáucaso,
como es el caso de la República Islámica de Irán, Afganistán, Paquistán; algunas ex repúblicas
de la extinta Unión Soviética como son Kazaquistán, Turkmenistán, Uzbequistán, Kirguistán,
Tahiquistán; y dentro de la región de Asia Central, regiones como Chechenia, Osetia del Norte
y Osetia del Sur y Abjasia, por solo mencionar algunas, donde vienen desarrollándose
importantes conflictos.
Existen también otros estados con una inmensa población musulmana como son los casos de
Filipinas e Indonesia, los cuales, para fines del presente escrito, no serán objeto de discusión,
como tampoco diversos conglomerados musulmanes esparcidos en Europa Central y otras
regiones del planeta.
En este ensayo, sin embargo, nos proponemos dirigir una mirada hacia otros países
musulmanes localizados en el Medio Oriente, Asia Central y del Norte de África donde vienen
desarrollándose diferentes situaciones políticas, económicas, sociales y militares que han
mantenido al vilo la opinión pública en los pasados meses.
Este ensayo no pretende ser un documento acabado sobre los sucesos que más impactan hoy
las relaciones entre el mundo musulmán y Occidente. Sin embargo, sí aspira a ofrecer algunos
datos y elementos necesarios para una mejor comprensión de los sucesos que allí se
desarrollan. Si se cumple ese propósito, habremos alcanzado el objetivo propuesto.