en el segundo bloque de geopolíticos contemporáneos ¿cual deberia preocuparse más por nuestro país? explicación
Respuestas
Respuesta:
. Siguiendo los enfoques clásicos sobre el interés nacional, sustenta que los intereses geopolíticos de Colombia son los de preservar su actual territorio, asegurar el control de sus recursos naturales y asumir un liderazgo sobre sus áreas de influencia natural: el Pacífico Occidental; los Andes; la Amazonia; el Istmo centroamericano; el Caribe y la Orinoquia-Guayana. Con los postulados de la geopolítica de Cohen (1991) reafirma que esta no obedece a determinismos geográficos sino que se somete al interés nacional. Dado que Colombia se ubica en la región geoestratégica marítima, dominada por Estados Unidos, sus intereses geopolíticos se orientan a tres regiones. Una es el Pacífico occidental, haciendo secundaria su integración con Asia-Pacífico, mientras fortalece su pertenencia a la Alianza Pacífico. Siendo Colombia el estado de mayor tamaño en la región Caribe, debe ejercer como la potencia mediana que es para disuadir las iniciativas de otros estados sobre ese mar. Hacia Suramérica Colombia también debe proyectar poder más allá de sus fronteras. En conclusión, los dirigentes colombianos deben asumir que la proyección del poder geopolítico es una necesidad para evitar las pérdidas de territorio o los desafíos al ejercicio del poder del estado.
Explicación:
Respuesta: se expresan procesos sociales que adquieren un “carácter geográico, ya que las acciones
sociales se “territorializan”. En esa territorialización, el movimiento social —presente en cada
acción social— se ija en un espacio y un tiempo.
Sobre el otro elemento que conforma el eje transversal del primer nivel, el territorio, destaco
el aporte del geógrafo brasileño Bernardo Fernandes Mançano, quien sostiene que “El territorio
es, al mismo tiempo, una convención y una confrontación”. Asimismo, reconoce el doble carácter
que tiene el territorio, dado que, al encontrarse sujeto a “límites”, presentará “fronteras”, que a
su vez lo transformarán en “una zona de conlicto” (Fernandes, 2005). Por otra parte, reconoce
que la coniguración territorial está también determinada por “las dimensiones de poder y
control social”.
En este sentido, admite que tanto el espacio como el territorio pasan a ser “fundamentales para
el logro de las relaciones sociales”, dado que, de la misma manera que se “producen continuamente
los espacios y territorios de manera contradictoria”, también éstos se concretarán, bien en forma
de “apoyo”, bien de maneras “conlictivas”. “Estos lazos son in-separables”.
Por otra parte, el sentido multidimensional del territorio se explica cuando observamos que
en el mismo se expresan de forma simultánea “la contradicción, la solidaridad y las relaciones
conlictivas”, de tal suerte que, para efectos de la caracterización socio-histórica de nuestro
espacio territorial, situado entre el sureste de México y Belice, “el territorio” lo concebimos
como “un espacio de libertad y de la dominación, el despojo y la resistencia”. Asimismo, al
interior de “las relaciones sociales se materializan y se reproducen, la producción de espacios
y territorios de los movimientos desiguales, contradictorios y conlictivos. […] Esto promueve
la inseparabilidad de los espacios sociales y los movimientos de los territorios en los espacios
geográicos” (Fernandes, 2005).
En el mismo sentido, aunque algunos autores analizan de forma separada el espacio y el
territorio, ambos conceptos se encuentran estrechamente vinculados. También queda claro que
tanto los movimientos como las acciones sociales se territorializan, de forma que es en el interior
del territorio donde se libran los consensos, pero también donde surgen los conlictos mediante un
claro enfrentamiento entre las fuerzas políticas —el Estado y los movimientos insurreccionales,
en el caso de esta investigación— que disputan la captura y el control territorial. Paralelamente,
también los territorios se mueven a corriente o a contracorriente de los conlictos.
El último eslabón del primer nivel está representado por la “frontera”, espacio de transición
o zona de contacto, tema que se abordará más adelante. Por lo que respecta al segundo nivel,
relativo a los sujetos históricos y a los movimientos insurgentes contestatarios, describo a
continuación algunos elementos generales que han sido objeto de análisis.
Esta región selvática del noreste de Guatemala se transformó de manera drástica a mediados
del siglo XX como resultado de la mediación entre diversos “sujetos históricos colectivos” y de
relaciones establecidas temporal y espacialmente. En ese período, algunos sujetos históricos
colectivos intentaron, con muchas diicultades, establecer relaciones espacio-temporales entre
sí, así como con el gobierno central y los gobiernos departamentales, actores que se encontraban,
por momentos, en aparente acuerdo o en abierta confrontación.
Explicación:
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