Respuestas
Respuesta:
¿Están aprovechando al máximo los gobiernos latinoamericanos la política fiscal
para fomentar el crecimiento económico y combatir la pobreza y la desigualdad?
¿O podrían hacer un mejor uso de la gestión de la deuda, los sistemas impositivos
y el gasto público para promover el desarrollo?
La mayoría de países de América Latina ha mejorado sus resultados fiscales en
los últimos años. El déficit, por ejemplo, ha descendido significativamente, pero
los resultados fiscales están todavía muy lejos de equipararse a las cifras de
referencia de la OCDE. Entre 1990 y 2006 el total de ingresos gubernamentales
alcanzó en Latinoamérica una media de sólo un 23% del producto interior bruto
(PIB), frente a un 42% en los países de la OCDE. El gasto público nos cuenta una
historia similar: en el mismo periodo alcanzó una media del 44% del PIB en los
países de la OCDE, pero de sólo un 25% en América Latina. También existen
marcadas diferencias en el modo en que se estructuran los ingresos públicos, el
grado de descentralización de los sistemas fiscales y la cantidad y calidad de los
servicios públicos que reciben los ciudadanos a cambio de sus impuestos.
Una política fiscal bien administrada puede constituir la base de un contrato
social renovado entre los latinoamericanos y sus gobiernos. Para ello es
fundamental proporcionar bienes y servicios públicos mejores y más justos, que
pueden contribuir igualmente a la consolidación democrática en la región.
Explicación: