comparativo entre el gobierno federal de los Estados Unidos y otro tipo de gobierno en otro país.
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Introducción
Buscamos comparar las principales diferencias y similitudes entre la crisis de la producción campesina actual de México respecto a la crisis de los años ochenta de los Estados Unidos, demostrando que la salida reestructuradora del sector que se dio en aquel país, independientemente de sus resultados, no es un modelo apropiado a seguir, menos aún para la actual crisis del agro mexicano.
Sin embargo, aun cuando históricamente la agricultura norteamericana ha sido un persistente líder de la agroproducción mundial, no siempre sus unidades productivas agrícolas han sido los gigantes que hoy son. Prácticamente desde los albores de los Estados Unidos como nación independizada del tronco británico, y durante más de 150 años, la economía norteamericana estuvo fuertemente ligada a la producción y al modo de operar de las llamadas pequeñas farms familiares (PFF).
Bases de la crisis del agro estadounidense durante los años ochenta
. Este auge alcanzó su clímax durante los años setenta, cuando la combinación de apertura a nuevos mercados y crecimiento de saldos exportables, generó una sobreestimación de las expectativas de incremento del mercado agrícola mundial que los productores norteamericanos avizoraban en el mediano y largo plazo (Solari, 2002).
Teniendo como marco este retiro gradual del Estado y dada la gran expectativa que prevalecía sobre el mercado mundial agrícola, los farmers buscaron incrementar su capital productivo, vía contratación de créditos y financiamientos con la banca comercial principalmente, para continuar elevando aún más sus niveles de producción y productividad. La confianza era plena sobre un horizonte bastante promisorio.
Sin embargo, fue en los umbrales de los años ochenta cuando el sector resintió su primer revés tras la contracción del mercado externo por: 1. La recesión mundial, 2. La entrada de nuevos países exportadores de granos, 3. La sobrevaluación del dólar, 4. Los cambios en las dietas hacia productos de mayor elaboración, y 5. El embargo cerealero de EU hacia la Unión Soviética, entre otros factores (Solari, 2002: cap. 10).
A nivel macroeconómico, los elementos que acompañaron la configuración de la crisis fueron: la reducción del producto agrícola, la estimulación del proceso inflacionario, la alta inestabilidad financiera y productiva, y la reducción de las expectativas de crecimiento del sector a corto y mediano plazo.
También se buscó reorientar los grandes excedentes de producción agropecuaria hacia el mercado mundial de productos agrícolas mediante un sistema de subsidios a las exportaciones y una enérgica estimulación del sector hacia la competencia externa, propiciando una presencia más importante en este mercado con productos de alto valor agregado.
Similitudes entre la crisis del agro estadounidense y la actual crisis de la producción campesina mexicana
La crisis del campo estadounidense fue en esencia Ponemos un particular énfasis en este aspecto fundamental de la crisis campesina —el empobrecimiento sistemático— haciendo abstracción de los otros múltiples factores que también inciden y determinan la tortuosa dinámica que se ha venido imponiendo a la producción campesina nacional.
Así, de forma similar a la experiencia norteamericana de los años ochenta, se justificó un cambio estructural que implicaba la sucesiva retirada del Estado, la quiebra y salida de medianos y pequeños productores, la apertura comercial y el establecimiento de los estándares internacionales de eficiencia agrícola como parámetros para evaluar la competitividad del sector.
Sin embargo, retomando exclusivamente el programa del actual gobierno federal, la política sectorial ejemplifica con claridad el modelo que se está buscando aplicar, al establecer que: 1. Todos los productores que sean competitivos tendrán apoyo del gobierno, y que: 2. Ante la apertura comercial, las políticas actuales serán dirigidas hacia mayores niveles de especialización productiva y eficiencia económica (Usabiaga, 2003: 18-19). Así, de acuerdo a las Acciones de Política Agroalimentaria, a los productores de granos y de todo tipo de cultivos se les plantea una crucial disyuntiva: o se vuelven eficientes según los parámetros internacionales o se buscan otra actividad, y tienen un periodo de sólo cinco años para enfrentar este reto.
Es conveniente dejar sentado que tanto los parámetros internacionales como el nivel de competitividad de los productos agrícolas, deben ser entendidos como importantes componentes que condicionan el movimiento de ciertas variables de la producción agraria, mas no por ello como los únicos ni siempre los más importantes. En este sentido, por ejemplo, deben tomarse en cuenta otras primordiales consideraciones económicas como la sustentabilidad del modelo o su contribución en la formación de núcleos endógenos locales, etcétera.
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