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Explicación: Al transcurrir los siglos el comercio mediante contrabando llegó a abarcar casi todas las colonias españolas en América, siendo su apogeo en el siglo XVIII. Los contrabandistas provenían de Inglaterra, Holanda, Suecia, Francia, Dinamarca, Italia, Escocia, Estados Unidos, Prusia, Rusia y Turquía, y acechaban y desafiaban con éxito el infructuoso intento español de mantener un monopolio comercial sobre sus colonias en América.456
El talón de Aquiles de la estrategia española, radicaba en que no poseía un desarrollo industrial ni de manufacturas que le permitiera abastecer los mercados americanos, por ello España debía comprar productos en terceros países para luego transportarlos a América, con importantes sobreprecios e impuestos. Este comportamiento por una parte desarrolló en los habitantes de América una apreciación por las mercancías extranjeras por sobre las españolas, a la vez que dejaba abierta la oportunidad para competidores que pudieran ofrecer menores precios.1
Además de la oportunidad comercial que significaban las colonias en América, un factor importante en el desarrollo del contrabando es el aumento de la producción en Inglaterra y Holanda de la mano del establecimiento de fábricas, lo que ofrecía un incentivo adicional a los comerciantes para conseguir nuevos mercados. Al respecto Céspedes del Castillo indica "Entre 1623 y 1655 se establecen y consolidan en las Pequeñas Antillas, colonias inglesas, francesas y holandesas, excelentes trampolines para el contrabando en los puertos indianos del Caribe; desde 1680, la colonia portuguesa de Sacramento será análogo lugar de penetración comercial en la cuenca del Plata".
Así las colonias americanas recibían mercaderías de contrabando a precios más convenientes que los que ofrecían los comerciantes que seguían el camino legal.En la cadena de contrabando participaban todos los estratos sociales de la colonia desde los humildes peones hasta oficiales gubernamentales.
Una de las estratagemas más utilizadas por los contrabandistas para desembarcar sus productos en los puertos americanos, era denominada arribada. Para ello el barco entraba en puerto alegando algún inconveniente técnico (como ser: rotura de velamen, problemas en el casco o timón, extravío de la ruta), y anclaba en los muelles hasta resolver el inconveniente a veces por varios meses. Allí desembarcaban en secreto sus mercaderías o acordaban términos comerciales con las autoridades locales.
Entre las mercancías que las colonias ofrecían a cambio del contrabando las principales eran materias primas tales como: maderas, azúcar, tabaco, algodón, cacao, y esporádicamente metales preciosos. En tanto, las mercaderías más apetecidas en Hispanoamérica fueron los tejidos, diversas provisiones (bebidas alcohólicas, aceite, etc.), artículos de uso doméstico y bienes de producción, como herramientas, hierro y acero. Además un porcentaje muy elevado del comercio de esclavos negros estuvo en manos de contrabandistas, especialmente en la segunda mitad del siglo XVIII.