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Respuesta:
La guerra fue acompañada de la debacle económica. A consecuencia de los combates terrestres y aéreos, Europa quedó devastada. Los masivos bombardeos, ejecutados, tanto por las potencias del Eje (durante la primera fase del conflicto), como por los aliados (en la segunda) agravaron el problema. Ciudades, industrias, nudos ferroviarios y carreteras quedaron seriamente dañados. Millones de toneladas de barcos fueron enviados al fondo del mar. Se calcula que Europa perdió aproximadamente el 50% de su potencial industrial. Otro tanto sucedió a Japón. El sector agrícola también se vio afectado; se perdieron cosechas enteras, y el hambre, erradicada en Europa desde el siglo XVIII, apareció de nuevo. En China millones de personas perecieron por ese motivo.
La industria bélica se fortaleció en detrimento de la de bienes de consumo. El sector servicios se resintió igualmente. Una vez concluido el conflicto resultó una difícil tarea la reconversión de la industria pesada, destinada a producir equipamiento militar, en otra encaminada a producir bienes y servicios. En Estados Unidos y, sobre todo en la URSS, la industria militar siguió jugando un papel crucial, debido al hecho de la "Guerra Fría", situación que no se alteraría hasta la década de los 90.
Al término del conflicto las viejas potencias europeas, Reino Unido, Francia y Alemania, habían perdido definitivamente el liderazgo económico que ya habían comenzado a ceder a Estados Unidos tras la Primera Gran Guerra.
La economía estadounidense salió reforzada y experimentó un espectacular auge, especialmente en su sector industrial, con un crecimiento del producto interior bruto en torno al 10% anual. El país americano se había convertido en el mayor proveedor de productos manufacturados a los aliados, a quienes había concedido importantes sumas de dinero en forma de créditos. En 1945 era acreedor de la mayoría de los estados y controlaba dos tercios del total de las reservas mundiales de oro. Su hegemonía como potencia industrial, financiera y agraria se impuso sin discusión, superando a la de su principal oponente, la URSS.
Respuesta: La guerra constituyó un esfuerzo económico centralizado, repitiendo las pautas de la primera, pero
a una escala mucho mayor. Los grandes contendientes –entre los que no estaba Francia, que fue ocupada
fulminantemente por las tropas alemanas–: Alemania, el Reino Unido, Italia y la URSS, más Estados Unidos y Japón fuera de Europa, trataron de centralizar férreamente todas sus operaciones y destinaron al
esfuerzo bélico una proporción de los recursos nacionales netamente superior a la que habían dedicado
durante la primera gran guerra. La fuerte movilización militar y económica tensó al máximo las capacidades productivas de todos los países implicados. De hecho, el paro, que aún coleaba como una herencia de
la gran depresión, desapareció por completo por efecto de la movilización bélica. El PIB no aumentó en el
conjunto de Europa, aunque sí en los países beligerantes que no sufrieron la ocupación militar. El caso
más extremo es el de Estados Unidos. En cambio, la ocupación nazi implicaba una desviación del esfuerzo productivo hacia finalidades, usualmente militares, definidas por el alto mando alemán
Explicación:
Las potencias del Eje habían realizado el grueso de su preparación para la guerra antes de la
misma. Alemania se esforzó al máximo para aumentar su PIB, pero sus resultados fueron muy discretos.
Peores fueron los japoneses, y aún más decepcionantes los italianos, aunque en este último caso hay que
tener en cuenta que Italia pasó a ser un país ocupado a partir del verano de 1943. El esfuerzo bélico nazi
debe ser apreciado juntamente a dos otros elementos: el de sus aliados filofascistas y el de los países ocupados. Los más próximos a Alemania, como Austria, lo consiguieron a lo largo de la guerra y sólo se hundieron el último año, con la ocupación aliada. Bulgaria y Hungría lograron resistir la caída del PIB mucho
mejor que los países ocupados. Éstos, la evolución de cuyo PIB está descrita en la parte intermedia de la
tabla, tuvieron una trayectoria desastrosa: en Noruega, el PIB cae un 17 por 100, Dinamarca, Holanda y
Bélgica sufrieron caídas superiores al 20 por 100. Francia sufrió, año tras año, más que los anteriores; la
ocupación y la guerra sumieron en el caos y la destrucción el noroeste de su territorio