Respuestas
En cada grupo humano, dentro de una determinada cultura o subcultura puede haber individuos que son conformistas y otros que expresan diversos grados de disconformidad con lo establecido. Ahí podemos identificar diversos tipos de comportamientos y que derivan en tipologías distintas de personalidad. En las sociedades tradicionales puede haber poco cuestionamiento a los patrones establecidos, pero en las sociedades modernas los individuos y los grupos tienden hacia el individualismo, aunque también tienden a seguir comportamientos que siguen la lógica de las modas y, por tanto, tienden hacia la “Anomia”. Sobre este tópico, a fines del siglo pasado, diversos sociólogos peruanos discutieron sobre la pertinencia o no de esta categoría sociológica.
Lo anterior intenta encontrar algunas pistas que puedan explicar, sin la profundidad requerida, los diversos comportamientos que podemos observar en el Perú actual, ya sea que se trate de poblaciones rurales o urbanas, todas ellas atraviesan por procesos acelerados de cambio. Este problema ha sido un tópico importante en las discusiones académicas de las últimas décadas en el ámbito de las Ciencias Sociales en el Perú. Diversos trabajos expresan esta situación, tales como el de Carlos Franco: “La otra modernidad”, Degregori: “Del mito de Inkarri al mito del Progreso”. Anterior a todos ellos fue el estudio de Aníbal Quijano: “Dominación y Cultura. Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú” (1980). El autor distingue entre sociedad en transición, de sociedad “de” transición. El Perú se caracteriza por el segundo camino: una sociedad donde la tradición no termina de irse, y la modernidad no termina de llegar. Lo moderno no anula la tradición. El individualismo convive con lo comunal.
Este largo exordio serviría para comprender el comportamiento de los diferentes grupos e individuos en esta situación de cuarentena por el “Covid 19”. A principios del Siglo XX se ensayan diversas interpretaciones sobre los problemas del Perú. Así, algunas mentes lúcidas de los sectores conservadores (Riva Agüero, por ejemplo, que viaja por la sierra para conocer el Perú), Socialistas como Mariátegui y Haya perciben que el Perú no se deja “aprehender” y se resiste al análisis si se pretende comprenderlo con las categorías europeas. Dicho brevemente, no es posible comprender al Perú con esquemas pre-elaborados, porque su historia, su idiosincrasia es distinta a otros contextos. Para cortar camino, en el tema que nos ocupa, la medicina científica llega con el positivismo europeo y, los médicos tienen que luchar contra las resistencias de muchos prejuicios para lograr un espacio que les permita hacer su trabajo. La masa popular todavía cree en el animismo, en el curanderismo. Aun en el siglo XXI, esta tendencia continúa. Hay varios trabajos antropológicos que dan cuenta de esta realidad. Si esto es así, serviría, en parte, para explicar por qué las etapas de esta pandemia no se cumplen en el Perú. Cada uno puede tener su propia explicación y, probablemente, como resultado de esa indefinición, las etapas de la enfermedad no parecen responder a lo previsto y, un resultado sería que la cuarentena tendría que ampliarse.
La cuarentena se amplía porque hay muchas personas que no cumplen con el aislamiento social. Es lo que dice frecuentemente el presidente Vizcarra. La pregunta es: ¿por qué hay muchas personas que no cumplen la norma? Una respuesta es la que sugiero en los párrafos precedentes. Los procesos de aculturación tienden hacia la modernización pero no acaban con la tradición. Muchos jóvenes y algunos adultos dicen: “no pasa nada”. Y, como he señalado en otras partes, se acata formalmente las reglas, pero realmente se las sabotea, las reglas carecen de legitimidad. ¿Qué tiene de malo que me reúna con mis amigos, que me tome unos tragos, que juegue una “pichanga”? (un grupo de policías fue encontrado en una fiesta, en Ica, libando licor y no estaban “avergonzados” (Lerner lo ha percibido desde la óptica de la psicología).