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Con la deuda Ecuador se independizó políticamente y con la deuda hizo su ingreso definitivo a la división internacional del trabajo, como productor y exportador de materias primas. Y la deuda servirá en el siglo XX para profundizar el proceso de transnacionalización de la economía ecuatoriana.
De 1830 a 1854 el país vivió en “pecado” con el mercado financiero internacional por una moratoria que se inició antes de que se dividiera la Gran Colombia. En los primeros 65 años transcurridos desde su conformación como república independiente, sirvió su deuda apenas 16 años, sumados en diversos periodos. Realizando enormes sacrificios, pagó los intereses hasta 1869. En falta con sus acreedores vivió hasta mayo de 1893, cuando volvió a servir la deuda hasta julio del año siguiente.
Eloy Alfaro, en el exilio en Costa Rica, empezó la redacción de su texto sobre la deuda[2]. Allí, recogiendo los problemas que empezaron a surgir desde inicios del siglo XIX, cuando se redimieron los vales provisionales o debentures en época de la Gran Colombia, los rebautizó como “las desventuras de Colombia, hasta que una mano patriota corte ese nudo gordiano”[3]. Esas desventuras acompañaron a Ecuador durante toda su historia republicana y encontraron esa mano patriota en el propio general Alfaro.
Recordemos que el propio Simón Bolívar, ante los resultados de las primeras contrataciones y negociaciones de deuda, en varias ocasiones manifestó su angustia. En una carta al general Francisco Santander, en 1824, señaló que “es asombroso lo que usted me dice de los pagamentos que se han hecho en Colombia, y de los que todavía debemos. Aborrezco más las deudas que a los españoles. No sé cómo pagaremos los créditos anuales
De 1830 a 1854 el país vivió en “pecado” con el mercado financiero internacional por una moratoria que se inició antes de que se dividiera la Gran Colombia. En los primeros 65 años transcurridos desde su conformación como república independiente, sirvió su deuda apenas 16 años, sumados en diversos periodos. Realizando enormes sacrificios, pagó los intereses hasta 1869. En falta con sus acreedores vivió hasta mayo de 1893, cuando volvió a servir la deuda hasta julio del año siguiente.
Eloy Alfaro, en el exilio en Costa Rica, empezó la redacción de su texto sobre la deuda[2]. Allí, recogiendo los problemas que empezaron a surgir desde inicios del siglo XIX, cuando se redimieron los vales provisionales o debentures en época de la Gran Colombia, los rebautizó como “las desventuras de Colombia, hasta que una mano patriota corte ese nudo gordiano”[3]. Esas desventuras acompañaron a Ecuador durante toda su historia republicana y encontraron esa mano patriota en el propio general Alfaro.
Recordemos que el propio Simón Bolívar, ante los resultados de las primeras contrataciones y negociaciones de deuda, en varias ocasiones manifestó su angustia. En una carta al general Francisco Santander, en 1824, señaló que “es asombroso lo que usted me dice de los pagamentos que se han hecho en Colombia, y de los que todavía debemos. Aborrezco más las deudas que a los españoles. No sé cómo pagaremos los créditos anuales
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