• Asignatura: Historia
  • Autor: Tatianacastg5920
  • hace 2 años

Observa las siguientes imágenes y construye una historia de la cultura azteca.

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Respuesta dada por: Paula123u
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INTRODUCCION

La cultura azteca o mexica fue una de las más avanzadas que vio la América precolombina. Basado en un sistema de alianzas y vasallaje, y apoyado por un poderoso ejército, el imperio azteca dominó durante dos siglos el sur del actual México y Guatemala. Su control de las vías comerciales permitió un gran desarrollo de la artesanía a todos los niveles, pero también le valió el rencor de los pueblos sometidos, algunos de los cuales se aliaron con  Hernán Cortés  y el resto de conquistadores españoles para poner fin a su dominio hegemónico.  

Con la salida del sol, en cada casa noble los sirvientes debían tener todo preparado para el cuidado de sus señores. Éstos dormían en una estera o petate, de aproximadamente 1,35 metros de ancho por 1,9 de largo, sobre la que se colocaban suaves mantas de algodón que servían de colchón. Al despertar los señores, los criados doblaban el petate y las mantas y los guardaban en baúles para dejar la sala despejada. La gente de condición modesta, en cambio, no disponía de mantas y se limitaba a doblar el petate y apoyarlo contra la pared para mitigar el frío o la humedad.  

Hombres y mujeres se bañaban al menos una vez al día, utilizando jabón que hacían con el fruto del copalxocotl o de la raíz de la saponaria y secándose con suaves paños de algodón. Los varones, como apenas tenían barba, no necesitaban afeitarse, pero sí se peinaban, recogiéndose el cabello con una cinta roja a la que añadían exhuberantes plumas de pájaros tropicales que marcaban su alto estatus. Las mujeres, por su parte, se peinaban con la raya en medio y dos trenzas recogidas en lo alto de la cabeza, con las puntas hacia arriba (si estaban casadas).  

Los nobles utilizaban ropas de algodón, largos especiales y adornos de plumas, oro o jade. El varón contaba con dos prendas básicas: el maxtlatl o taparrabos, que pasaba entre sus piernas y ataba bajo el ombligo, dejando caer una larga tira por delante y otra por detrás a modo de faldellín; y la tilmatli, una manta que se anudaba sobre el hombro izquierdo. La mujer llevaba el huipil, una blusa bordada de color blanco, y una falda hasta la rodilla que se sujetaba con una tira bordada como si fuera un cinturón. Los tejidos más apreciados eran los de la costa del golfo de México, por sus magníficos diseños; de aquella zona las mujeres aztecas importaron un poncho bordado, rematado con flecos. Se calzaban con sandalias llamadas cactli, cuyas suelas estaban hechas de fibra vegetal y piel, y tenían taloneras y cordones para ajustarlas.  

Así tomaban la primera comida del día, consistente en deliciosas tortillas de maíz recién tostadas, con algún relleno de carne o pescado, y una jícara de chocolate; todo ello servido en recipientes de la preciosa cerámica roja y negra de Cholula, que tanto gustaba a la élite azteca.  

Los nobles trabajaban en el centro ceremonial donde, además de los templos y adoratorios, estaban los palacios reales, las dependencias administrativas y las principales escuelas. Unos se dedicaban a asesorar al tlatoani o gobernante en los asuntos políticos y militares. Otros eran respetados jueces que dictaban sentencias de acuerdo al código legal, en un plazo máximo de ochenta días, o bien se ocupaban de la administración de la hacienda y la recaudación de impuestos, de la que se encargaban los calpixques.  

Mientras que los más humildes bebían el atolle y comían tortillas con frijoles que se llevaban de casa, otros preferían acudir a alguna fonda de las que había en la zona del mercado, donde, según Hernán Cortés, se podía comprar bebida y comida «en casas donde dan de comer y beber a precio». En cambio, a los que permanecían en las dependencias del centro ceremonial les llevaban comida de las cocinas de palacio. Tras este corto descanso, todos volvían a sus quehaceres hasta la puesta del sol, cuando los tambores y las trompetas del templo sonaban de nuevo para marcar el fin de la jornada laboral.    

Tras el baño, los nobles se vestían con ropas limpias y se sentaban en torno a la mesa, cubierta por hermosos manteles. Los criados servían platos de carne, pescado y verduras, que se tomaban con trocitos de tortilla de maíz a manera de cubiertos, que se mantenían calientes sobre pequeños braseros de barro. Los sirvientes no sólo estaban pendientes de que no faltara comida o bebida, sino que a menudo pasaban aguamaniles para que los comensales se lavaran las manos, que se secaban en paños de algodón. Para beber se acostumbraba a tomar agua, aguamiel o zumos. El consumo de alcohol –en particular el pulque o uctli, que se elaboraba fermentando el jugo del maguey– estaba prohibido hasta los 52 años, edad en la que los nobles podían «jubilarse» y gozar de ciertas prerrogativas.  

Respuesta dada por: jadithJulieth
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