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Respuesta dada por:
6
Déjame que te cante desde mi tibia noche.
Que me invente cada una de tus líneas lejanas;
mientras bebo en mi copa la risa de los vientos,
déjame que te invente, mujer, la primavera.
Voy pariendo mis peces en los ríos oscuros
de tus ojos, espejos que atrapan horizontes
y se abren como cielos extensos y curiosos,
para ver sus escamas creciendo entre tus ondas.
Hay un lirio que vibra con el canto sonoro
de la tierra y su prisma de tiernas humedades,
y es tu cuerpo delgado que llega cadencioso
con su fresca ternura de riberas y plumas.
Que me invente cada una de tus líneas lejanas;
mientras bebo en mi copa la risa de los vientos,
déjame que te invente, mujer, la primavera.
Voy pariendo mis peces en los ríos oscuros
de tus ojos, espejos que atrapan horizontes
y se abren como cielos extensos y curiosos,
para ver sus escamas creciendo entre tus ondas.
Hay un lirio que vibra con el canto sonoro
de la tierra y su prisma de tiernas humedades,
y es tu cuerpo delgado que llega cadencioso
con su fresca ternura de riberas y plumas.
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