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Incluso Platón, que consideraba que "el alma está unida accidentalmente al cuerpo, como el barquero a la nave, como el músico al instrumento o el caballero al caballo", reconocía la dignidad intrínseca del cuerpo humano y consideraba execrable la manipulación de cadáveres.
Poco le queda a la civilización occidental de sus padres griegos después de que 35 millones de personas hayan visitado la exposición Bodies, en la que Gunther von Hagens exhibe sus cuerpos humanos plastinados. En una vuelta de tuerca más de su macabra artesanía, ahora se dispone a venderlos por internet.
La web del Insistuto Anatómico que von Hagens abrió hace un año en Alemania anuncia ya que a partir de noviembre venderá online sus polémicos diseños. Un cadáver entero costará aproximadamente 70.000 euros, un torso unos 57.000 y al módico precio de 22.000 euros podrá adquirirse una cabeza.
Al igual que la venta in situ, estará restringida a expertos, médicos y científicos. El público general podrá adquirir solo copias fidedignas de sus obras, pero por experto se entiende cualquier profesor o profesional relacionado con la sanidad o incluso estudiantes, lo que amplía notablemente los posibles clientes. Añadida la extensión global de Internet, el mercado potencial tiende a infinito.
El obispo evangélico de Baden Würtenberg, Ulrich Fischer, y el arzobispo católico de Freiburg, Robert Zollitsch, han publicado una carta conjunta en la que hacen un llamamiento público a las autoridades a que pongan freno a este comercio abierto de restos humanos.
"No podemos dejar que Alemania se convierta, poco a poco, en un foco de comercio de órganos", dice la misiva, que traza una línea divisoria entre el trabajo científico y las prácticas de von Hagens: "No se trata de ciencia o investigación, sino de profanación de cadáveres y espectáculo bajo el pretexto de divulgación de la medicina".
Los asesores legales de von Hagnes, sin embargo, se han asegurado previamente de que no hay impedimento para vender sus artículos, tal y como viene haciéndolo en su Instituto Anatómico instalado en Guben, este de Alemania y muy cerca de la frontera polaca.
Incluso se ha blindado filosóficamente y ha instituido como concepto que justifica este mercadeo de menudillo humano la "democratización de la anatomía", que von Hagens divide en dos aspectos. Por una parte se siente en la obligación de traspasar sus conocimientos, la técnica de la plastinación que tantos beneficios ha dado en pocos años, especialmente para su cuenta corriente, por lo que el centro alberga un taller donde se pueden hacer cursos y un work-shop para visitantes.
La segunda faceta del concepto 'democratización' se refiere a que la anatomía esté al alcance de todos y esto queda reflejado en los precios. Así, en Guben pueden comprarse plastinados desde 80 euros.
Von Hagens, ajeno a la polémica, ha incluido ya este destino final de los cuerpos, la venta por internet, en las cartas a posibles interesados en donar su cuerpo.