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La importancia que tienen los genes para las diferentes especies es que son la base de la variabilidad genética, es decir, la razón por la que un individuo de una especie es diferente a los de su misma especie y a los de otras. Por otra parte, la función de los genes es contener la información genética que determinará el aspecto físico y las funciones de cada ser vivo.
Los genes son la base de la herencia, y se encuentran codificados en unas moléculas denominadas ADN, ubicadas en el núcleo de las células.
Gracias a que el ADN es una molécula formada por cadenas secuenciales de nucleótidos, las diferentes combinaciones de estos hacen que se establezca un código, que al transcribirlo determina la producción de proteínas específicas.
Las secuencias de tres nucleótidos (adenina, timina, citosina, guanina y uracilo) forman un triplete o codón -cada uno de los cuales codifica para un aminoácido- y la secuencia de codones determina una proteína determinada.
La producción de proteínas, de acuerdo a la información contenida en los genes, es útil para establecer la estructura y función de cada organismo vivo, además de su aspecto físico. Debido a todo esto, los genes se encargan de que las especies sean diferentes, y que cada individuo de una misma especie sea único.