¿Cómo ve el líder Juan de Dios Mosquera la discriminación racial entre los colombianos? Explica.
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Por un hecho concreto. El origen de la violación de los derechos humanos de las poblaciones africanas en las Américas y en España y Portugal surge del proceso de animalización en que los ancestros españoles inventaron a los ancestros africanos en las Américas. Los declararon animales y los inventaron como negros. Negro significaba animal y esclavo, negro no significaba persona negra no existía la persona negra en la esclavización porque el llamado negro era una propiedad, no tenía derechos era un bien mueble y en condiciones de propiedad. No podía vivir ni actuar como persona. Ahí surgió entonces la negación de la humanidad, de los derechos humanos de las poblaciones africanas secuestradas a América. Y en este proceso cuando son expedidas las leyes de abolición de la institución de la esclavitud que terminó en los años ochenta del siglo XIX, no se le reconoció a los africanos liberados ni tierras, ni dineros, ni derechos especiales, ni indemnización por los perjuicios de la esclavización, ni se les reconoció ciudadanía, educación, ni trato de personas. Se les siguió llamando y tratando como negros y los africanos siguieron pensando, actuando trabajando como negros y en política votando como negros. En esas circunstancias, nuestras comunidades siguieron sufriendo las consecuencias directas, junto a las poblaciones indígenas, de la esclavización. Esas consecuencias configuran la violación de nuestros derechos humanos: La pobreza crítica, la desposesión, el desplazamiento, y el destierro permanente, la marginalidad racial y social y la hegemonía racial dentro de cada una de nuestras sociedades; la población hispano-mestiza sigue hegemonizando racial y políticamente en la sociedad. El racismo como mentalidad dentro de la psicología social de nuestros pueblos en Iberoamérica. La discriminación y la exclusión social que surgió del hecho de que la persona africana no era persona, era propiedad, su lugar era la propiedad no era la sociedad. Entonces se acostumbró la comunidad hispano descendiente y la población hispano-mestiza, se acostumbraron, a ver a la población negra y a la población indígena fuera de sus esferas sociales, fuera de la sociedad, a excluirlos y a “invisibilizarlos”. La otra consecuencia es la violencia contra la mujer. La mujer afrodescendente siempre ha sufrido la violencia, la violencia sexual, las violaciones en los barcos, la violencia siendo niñas. El hecho de no poder tener un familia, no tener su propios hijos, todo eso generó un cuadro dramático donde no existe la familia con los padres, los hijos, porque la familia es una madre muy fuerte al frente de sus hijos sacándolos adelante porque el hombre es muy irresponsable colocando hijos en diversas mujeres. Y el tema del clientelismo político que es tan grave. Las comunidades siguen políticamente subordinadas a sus amos, sus votos no representan visibilidad, representación y progreso para ellas sino “empoderamiento” social y político para los tataranietos de los esclavistas de los amos. Entonces hoy nosotros, apenas en 1991, para el caso de Colombia, en la misma década para países como Ecuador, en Bolivia apenas fue “ahorita”, en Brasil, en tantos países apenas las leyes comienzan a reconocer la existencia como poblaciones, como nacionales del país, de los afrodescendientes. Y también en los derechos colectivos apenas ahora se viene a entender que las naciones de Iberoamérica son multiculturales, que somos la síntesis de la africanidad, la indigenidad y la hispanidad, y que eso no es en ningún momento un obstáculo para nuestro desarrollo, que es una riqueza que nosotros debemos tener como los activos más importante de estos 500 años. La lucha por esos derechos, por la ciudadanía, por la participación y por la verdad, justicia y reparación por la tragedia de la esclavización, hoy apenas comienza en los pueblos iberoamericanos.
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