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Respuesta:
Una vez en mi clase de dibujo le dije al maestro que me sentía mal. Él me recomendó que me tomara un consomé (yo en mi vida había probado uno)
Al salir de la clase no sabía donde comprar un consomé, así que vi una birriería y pregunté: "¿venden consomés?" el muchacho me dijo que si lo quería servido en un vaso y yo asentí. Cuando me lo sirvieron vi que sólo era el caldo de la carne pero pues no le vi nada raro aunque la gente a mi alrededor sí que me veía raro. Cuando terminé el consomé pedí la cuenta y el señor que servía la birria me contestó: "No es nada, te lo invitamos" y yo no podía creerlo. Le insistí para que me cobrara pero no quisieron y me fui con toda la pena, además que luego me enteré que no era esa la clase de consomé que debía tomarme (el consomé que me decía el maestro era de pollo).
En fin que perdí la pizca de orgullo que me quedaba.