Con la orientacion de sus padres, redacto na historia donde se demuestren les situaciones del
MACHISMO, SEXISMO Y DISCRIMINACIÓN
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Respuestas
Explicación:
El lenguaje incluyente hace referencia a toda expresión verbal o escrita que utiliza preferiblemente vocabulario neutro, o bien, hace evidente el femenino y masculino. También evita generalizaciones del masculino para situaciones y actividades donde aparecen mujeres y hombres.
Respuesta:
EL DISCURSO MACHISTA Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO
I. Consideraciones previas y contextualización del análisis
1. La revolución de las mujeres y la respuesta de los hombres
Viene siendo ya habitual señalar al siglo XX como el siglo de las mujeres, en
cuanto que fue testigo de los importantes logros conseguidos en su
emancipación y de los notables avances realizados en el camino de la
igualdad con los hombres.
Tiende a darse también una coincidencia mayoritaria en que algunos de los
cambios resultantes se han incorporado ya a las tendencias socioculturales
que configuran la evolución de las sociedades postindustriales. De hecho a
pesar de estar experimentando la recesión económica más importante de los
últimos sesenta años, que coincide en España con una intensa destrucción
de empleo, a nadie se le ha ocurrido plantear la vuelta de la mujer al hogar
como una vía de salida a la situación actual. Ni cabe suponer que las
continuas envestidas desde los pretendidos derechos naturales, consigan
echar atrás lo conseguido en cuanto al uso de recursos para controlar la
concepción, en cuanto a la posibilidad de lograr la separación legal de las
parejas cuando se considere preferible a vivir juntos, o en cuanto al derecho
de las mujeres a decidir sobre su maternidad en plazos razonables y/o por
motivos justificables.
A todo ello se añade el éxito alcanzado por el denominado “feminismo
institucional” en el desarrollo de políticas de protección de las mujeres en su
proceso de emancipación y de apoyo al desarrollo de la igualdad. Algo que
ha conllevado la aprobación de leyes específicas y el impulso de normativas
de discriminación positiva en apoyo de esa igualdad declarada
legislativamente y pretendida políticamente. Todo lo cual hizo percibir que la
denominada revolución de las mujeres iba camino de alcanzar sus objetivos
a finales del siglo pasado.
¿Qué ha pasado mientras tanto con los hombres? Es cierto que las mujeres
les han tenido en cuenta como compañeros políticos en el desarrollo
legislativo que les ha llevado a igualarse con ellos a nivel normativo; y
también como colegas de estudios y de trabajo o como competidores
profesionales. También han estado ahí diariamente como el correlato de los
afectos, el otro polo de la intimidad, la otra cara de la convivencia y la otra
parte en la negociación de tiempos y tareas, de dedicación a la familia y de
autonomía personal.
Sin embargo hace tiempo que se viene observando desde distintos puntos
de vista que no se ha contado suficientemente con ellos, probablemente
porque se consideraba el mejor medio de sortear sus resistencias. De hecho
nunca se les ha preguntado abiertamente hasta dónde se sentían afectados
por todo esto, probablemente porque su afección se daba por inevitable. No
cabía esperar que renunciaran motu propio a su estatus de hegemonía y a su
posición dominante.
La impresión generalizada es que han tenido que irse recolocando en el
sentido que marcaban los nuevos tiempos y renunciando poco a poco a
algunos de los privilegios mantenidos durante milenios por un sistema
androcéntrico, patriarcal y machista, aun cuando ello conllevara notables
sentimientos de desconcierto e inadaptación a los nuevos roles que se les
exigían, y de significativos mecanismos de resistencia a la pérdida de su
estatus de superioridad y hegemonía.
CORONITA PORFAAAA