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Hacia 1880 Argentina se incorporó definitivamente al mercado mundial, según el esquema de división internacional del trabajo vigente, basado en los principios del librecambio. El mismo poseía uno de sus polos en Gran Bretaña, y el otro, en la mayoría de los países periféricos.
Con respecto al librecambio, su reinado se extendió entre la eliminación del proteccionismo británico en 1846 y la “Gran Depresión”, la primera crisis general del capitalismo, que va de 1873 a 1896. Ello implicó una importante caída de los precios principalmente en productos primarios, para recuperarse a partir de 1896, lo que explica el “boom” económico de muchos países agroexportadores. Particularmente, Gran Bretaña sustituye las exportaciones que antes provenían de los Estados Unidos acelerando la incorporación al mercado mundial de nuevos países proveedores, como la Argentina. Para estos países, la inserción en los mercados mundiales asumía características de una relación “asimétrica”. Los ciclos económicos de las economías periféricas estaban subordinados a los de los países desarrollados, lo que impedía el propio manejo de los instrumentos económicos y financieros, llamado “coyuntura inversa”.
Internamente, se fue afirmando el rol hegemónico de la provincia de Buenos Aires, poseedora del puerto de ultramar. La economía estaba basada en la “pampa húmeda”, productora de cueros y carnes saladas para exportación. En este periodo 1852-1880, denominado “de transición”, se establecen las bases político-institucionales y económicas del proceso. Desde la sanción de la Constitución Nacional en 1853, el país empezó a darse el marco institucional y la estructura política propia de un Estado nacional. También en esta época surgen las ideas que darán forma al “proyecto del 80”. Quienes dieron forma a dicho proyecto conformaron la “generación del 80” (sectores dominantes: políticos, intelectuales, empresarios, comerciantes y militares identificados con el librecambio) y aseguraban que Argentina poseía recursos naturales para asegurar crecimiento económico sostenido, pero carecía de mano de obra y capitales. Y además, debía insertarse en el mercado mundial a través de la especialización en actividades agrícola-ganaderas donde contaba con “ventajas comparativas naturales” y establecer una economía complementaria con Gran Bretaña. A su vez, la “generación del 80” diagnosticó tres problemas estructurales que se debían supera