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Había una vez, y te lo digo porque me lo contaron (me lo contó un ratoncito muy viajero que había estado por los mares navegando y había conocido a un pececito muy inquieto que se lo encontró cuando él estaba pescando…). El ratón me contó un relato que me dejó alucinado. Abre tus orejas y atiende a mi cuento.
Existía un pececito que vivía en lo más profundo del mar, era pequeñito y lleno de bonitos colores con manchitas en su piel. Su mamá estaba loca con él, nunca paraba, siempre quería jugar y a la escuela no quería ir a estudiar. Su mamá siempre le decía:
-Pececito vete a la escuela, porque no llegarás a ser nada y no aprenderás a poder esquivar a las redes y cañas de pescar…
Pero el pececito se reía de su mamá y le decía:
-Ay mamá, déjame disfrutar y poder navegar, soy muy joven y quiero conocer el mar.
Su mamá se llevaba las aletas a la cabeza y lo dejaba navegar, no podía retenerlo por mucho tiempo más.
El pececito feliz se recorría el mar, y un día encontró una gamba fácil de atrapar que colgaba asustada y fue corriendo a atraparla, era un gran manjar… Pero al comérsela con su boquita se dio cuenta de que se había quedado enganchado, no podía navegar, y algo le empujó hacia el exterior… Muy asustado intentó escabullirse, pero estaba atrapado. Entonces sintió como caía en algo duro y escuchó una vocecilla:
-¡¡Ohhh!! Este es muy pequeño…
El pececillo lo miró, era un pequeño ratón, asustado le pidió que lo dejara, que quería volver con su mamá. El ratoncito lo miró y le sonrió:
-¿Tú no tendrías que estar en la escuela? Eres muy pequeño para andar sólo por estos mares, deberías estar estudiando… Gracias que soy un ratoncito bueno, porque te podrían haber pescado los humanos y te hubieran llevado y acabarías frito…
El pececito lo miró muy asustado y empezó a llorar, quería volver con su mamá… El ratón lo tranquilizó y le aconsejó que en vez de surcar mares, tendría que ir a aprender para su futuro… El pequeño pez le prometió que estudiaría mucho y jamás le volvería a pasar nada de eso porque sería muy listo. El ratón se alegró al oír eso, le soltó, y le pidió que volviera a casa con su madre para descansar. El pececito se tiró al agua y se despidió de su amigo el ratón, le dio las gracias y se sumergió…
Al poco rato llegó a su casa y su madre estaba muy preocupada. Cuando le vio se alegró y le dio muchos besos… Pececito le prometió ir a estudiar y ser muy listo, su madre muy contenta le dio más besos y le dijo que le había preparado gambas, pero pececito no tenía muchas ganas de cenar y miró a su madre con mala cara. En fin, eso hizo aprender a pececito y nunca más se fue solo por el mar y no faltó a clase ningún día.
Así me lo contó el ratoncito… ¿y sabéis como lo encontré? Porque yo estuve allí, yo era aquel ratoncito aventurero…