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En el jardín hay un rosal cubierto de rosas blancas. Tres jardineros trabajan duro para pintar de rojo las rosas. Cuando los jardineros ven a Alicia hacen una reverencia. Alicia les pregunta porqué están pintando las rosas. Uno de los jardineros habla: el árbol debería haber sido un rosal de rosas rojas y no de rosas blancas. Las están pintando para evitar que la Reina se enoje y les corte la cabeza. En ese momento los jardineros ven a la Reina en el jardín y se tiran de bruces al suelo.
En el séquito de la Reina, hay diez soldados que enarbolan tréboles. Luego vienen diez niños decorados con corazones. Luego están los invitados, entre los que están varios reyes y reinas y también al Conejo Blanco. Luego viene la Sota de Corazones y finalmente aparece el Rey y la Reina de Corazones. Los soldados, los niños y los reyes y reinas son oblongos y aplanados.
Cuando la procesión llega hasta Alicia, todos se detienen y la miran hasta que la Reina pregunta quién es. Alicia le dice su nombre a la Reina y se dice a sí misma que no tiene que sentirse intimidada, porque al fin de cuentas se trata tan sólo de una baraja de cartas. Señalando a los jardineros, la Reina le pregunta a Alicia quiénes son. Cuando Alicia le informa a la Reina que no lo sabe porque no es su asunto, hace enfurecer a la Reina. La Reina grita “¡Que le corten la cabeza!”, Capítulo 8, página 54. Pero Alicia hace callar a la Reina diciéndole con firmeza que son tonterías.
El Rey de Corazones intenta calmar a su esposa, pero la Reina, aún furiosa, dirige su ataque hacia las tres cartas que están boca abajo, a las que les exige que se levanten. Exige saber qué están haciendo, pero antes de que le respondan, ordena que les corten la cabeza. Alicia esconde las cartas, para salvarlos de su condena. Cuando la Reina pregunta a sus soldados si las cartas que la ofendieron han perdido sus cabezas, los soldados le dicen -correctamente- que las cabezas de las cartas se han ido.
La Reina se dirige a Alicia y le pregunta si saber jugar al croquet. Alicia dice que sí y todo el grupo se dirige hacia el campo de croquet. Cuando Alicia se da cuenta que el Conejo Blanco está a su lado, le pregunta dónde está la Duquesa. Se entera que ha sido sentenciada a muerte por darle un sopapo a la Reina. A Alicia le da un ataque de risa pero antes de que pueda averiguar más, comienza el partido de croquet. Alicia nunca vio un juego de croquet tan raro como aquél: el campo es extraño, las bolas son erizos vivos, los mazos son flamencos vivos. Algunas de las cartas se doblan y se ponen en cuatro patas para formar los aros.
Esta versión del croquet era tremendamente difícil: los erizos se negaban a estar curvados en forma de bola y los flamencos, que estaban algo confusos con el juego, eran muy difíciles de manejar, tanto como los erizos. Como si eso no fuera suficientemente confuso para Alicia, todos jugaban al mismo tiempo sin esperar su turno. Muy pronto la Reina se frustra y enfurece y comienza a gritar que le corten la cabeza a alguien. Alicia comienza a sentirse incómoda por lo que decide que lo mejor es buscar alguna manera de escapar antes de que la Reina se enoje con ella.
Mientras busca una forma de escapar, Alicia ve algo extraño en el aire. Es una aparición que gradualmente se convierte en la sonrisa del Gato Cheshire, que le pregunta a Alicia cómo está. Finalmente aparece la cabeza completa del gato y Alicia se queja porque le parece que el juego no tiene reglas y que no juegan limpio. Le dice al Gato que no le gusta nada la Reina, pero cuando advierte que la Reina está detrás de ella, simula estar elogiándola.
El Rey se acerca y le pregunta a Alicia con quien está hablando, mientras mira la cabeza del gato. El Rey dice que no lo gusta el Gato y declara que debe ser eliminado. La Reina trata de resolver el tema de la manera en que resuelve todo: ordenando que le corten la cabeza al Gato. Alicia vuelve al juego por un momento pero sigue confundida y frustrada. Vuelve hasta el lugar dónde está el Gato Cheshire y encuentra un grupo de gente que lo rodea y que discuten sobre la mejor manera de cortarle la cabeza a alguien que no tiene un cuerpo de dónde cortarla. Se dirigen a Alicia para que resuelva la disputa y ella decide que, debido a que el gato es de la Duquesa, es a la Duquesa a quién hay que preguntarle. Antes de que traigan a la Duquesa de prisión, el Gato desaparece enteramente. La multitud, como no tenía nada mejor qué hacer, vuelve al juego de croquet.