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Respuesta:
El mundo afectivo en muchas ocasiones puede alterar el pensamiento, por ejemplo, cuando estamos ciegos de rabia o amor. De esta manera, es imposible pensar en un desarrollo intelectual separado de un desarrollo emocional. La inteligencia emocional, es la que se pone en práctica al momento de ser capaz de reaccionar correctamente ante nuevos desafíos y responder a las exigencias de la vida.
La inteligencia emocional, supone un adecuado conocimiento de sí mismo y de sensibilidad frente a los otros, además de ciertas características. (3)
Reconocer las propias emociones: poder hacer una apreciación y dar nombre a las propias emociones. Es necesario saber por qué se siente como se siente, para poder manejar las emociones, moderarlas y ordenarlas de manera consciente.
Saber manejar las propias emociones: emociones como la rabia, el miedo o la tristeza, son mecanismos de supervivencia que forman parte de nuestro bagaje emocional básico, por lo que no deben negarse o evitarse, sino más bien, ser asertivo en la expresión de ellas.
Utilizar las habilidades personales: para manejar las emociones es importante además, ser perseverante, disfrutar aprendiendo, tener confianza en uno mismo y ser capaz de sobreponerse frente a los fracasos.
Saber ponerse en el lugar de los demás: la empatía ante otras personas requiere la predisposición a admitir las emociones, escuchar con atención y ser capaz de comprender pensamientos y sentimientos que no se han expresado verbalmente.
Crear relaciones sociales: importante es la capacidad de crear relaciones sociales, de reconocer conflictos y solucionarlos, de encontrar el tono adecuado y percibir los estados emocionales de los demás.
El desarrollo de la afectividad es necesario para alcanzar una madurez emocional adecuada, de acuerdo a la edad y etapa de vida. Distintos autores proponen diferentes indicadores o criterios de madurez afectiva o emocional que permiten reconocer el grado de desarrollo afectivo alcanzado.
Se debe tener en cuenta que madurez es un proceso dinámico, de desarrollo paulatino. Es un concepto relativo que puede referirse tanto al desarrollo total de la personalidad como a cada una de las esferas del desarrollo humano, y en cada etapa evolutiva de la vida. Por ejemplo, un adolescente puede estar maduro biológicamente para tener un hijo, pero no lo está desde un punto de vista emocional, ni social.
Madurez afectiva implica la integración armónica de todos los componentes de la personalidad, logrando tener una percepción correcta acerca de si mismo, de los demás y del mundo que nos rodea. El logro de una personalidad armónica permite un bienestar emocional; sentirse bien interiormente.
Explicación:
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