La adolescencia es algo mucho más complejo y dinámico que una edad o un tiempo en la vida, con fechas claras de inicio y fin. ¿Cuándo dejamos de ser niños? ¿En qué fecha se inauguró la adolescencia y cuándo vivimos su último acto antes de la caída del telón que abrió el espacio a la juventud y a la vida adulta? No hay respuesta porque la vida humana es así: transitamos en ella de una estación a otra, dejamos una cosas y adquirimos otras, modificamos los pensamientos y las actitudes, transformamos el cuerpo y los afectos. Y, todo al mismo tiempo, sin abandonar nunca nada de manera absoluta y para siempre.
Hay cosas del niño que aún perduran en el abuelo y que, por ejemplo, le mueven a jugar con su nieto. De la misma forma, el adolescente puede renacer en el adulto cuando, de súbito, se encuentra soñado con las mismas estrellas inalcanzables.
La adolescencia es un tiempo personal que marca el ingreso al mundo a través de la conquista de un espacio propio en el espacio social y cultural. Tiempo con una cronología que, si bien incluye la de los años y meses del calendario, posee otras significaciones temporales construidas en un mundo en donde cuenta más que nada lo imaginario, las expectativas, las esperanzas e ilusiones. La cronología de los calendarios habla del tiempo ya vivido, es decir, del pasado. La adolescencia no mira atrás porque no le interesa y porque, para él y para ella, hay poco que mirar hacia allá; más bien se coloca de cara al futuro: quiero ser, seré, tendré, llegaré.
La realidad imaginaria es tan verdadera e importante como aquélla que tocamos y en la que nos movemos. Por lo mismo, no se trata de una época de sueños y fantasías inútiles y en la que todo es posible y a la que chicas y chicos recurren para huir, un poco o bastante, de la cotidianidad, de las exigencias familiares, de las incomprensiones de los adultos, de las responsabilidades escolares.
Quien no fue capaz de construir su porvenir con cimientos de ilusiones tendrá una vida esquemática, rígida y demasiado vulgar para llamarse hermosa. Resulta, pues, falso afirmar que soñar no cuesta nada por tarea inútil
Para una chica pobre, para un muchacho que fue agredido o violentado, para la adolescente a quien se le dijo durante todos los años de la niñez que su destino es servir, someterse, ser esposa y mamá y punto; para todos ellos soñar en un mundo distinto y nuevo ciertamente cuesta mucho
Por otra parte, la adolescencia es época de acomodos y de encuentros. Aquello no es privativo de la adolescencia puesto que, desde el momento del nacimiento en adelante, cada mujer y cada varón deben cambiar. Sin embargo, chicas y muchachos se enfrentan de manera violenta a realidades tan nuevas que no les resta otra alternativa que cambiar para vivirlas ahora y no quedar atrapados, sin salida, en el mundo de los niños o, peor aún, para no introducirse en el espacio de los adultos y sufrir allí un fuera de lugar que les pesará a lo largo de la años.
¿Que argumentos se presentan en este ensayo? (menciona 2)
¿que solucion plantea el autor en el utimo parrafo?
¿Escribe el significado de la siguente expresion?
"La adolescencia es algo mucho más complejo y dinámico que una edad o un tiempo en la vida, con fechas claras de inicio y fin"
Respuestas
Respuesta dada por:
6
La primera pregunta: Yo creo que cuando somos niños vamos empezando de cuando nacimos hasta mas o menos los 12 años , empezamos a ser mayores y vamos al instituto
Espero haberte sido de ayuda=)
Espero haberte sido de ayuda=)
kiro1013:
12 a 16
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