¿Qué observaciones e inferencias de los fósiles podrían haberse utilizado para construir el modelo de computadora?
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Respuesta:
La paleobotánica ha desarrollado diversos marcos analíticos que hacen uso de macrofósiles de plantas como herramientas en la determinación paleoclimática. Estas aproximaciones metodológicas pueden dividirse en dos grandes grupos: la Aproximación Morfológico Estructural (AME) y el Pariente Vivo más Cercano (PVM). El primer método estudia la variación estructural de órganos vegetativos con respecto al ambiente en comunidades actuales, y extrapola sus observaciones a comunidades fósiles con el objeto de hacer inferencias sobre el paleoclima. Por otra parte, el método del PVM se basa en la identificación taxonómica de especies en paleocomunidades lo que permite asignarles las tolerancias climáticas de las especies actuales con las que están más cercanamente emparentadas. Ambas aproximaciones tienen ventajas y desventajas propias de la naturaleza de los datos analizados y de los métodos utilizados. El objetivo de este artículo es mencionar la importancia de ambas aproximaciones, pero también señalar que éstas no siempre proveen evidencia paleoclimática inequívoca y que muchas veces pueden arrojar datos contradictorios que son resultado de diferencias en escala (geográfica, temporal y taxonómica) y de diferencias en los procesos tafonómicos. Se ilustran algunas de las ventajas y desventajas de las dos aproximaciones usando para ello tres casos de estudio de determinación paleoclimática en México. En este artículo también se hace un breve recuento de algunas aportaciones importantes en las que se relaciona la variación estructural en hojas y madera con la variación ambiental, y que han servido como base para el desarrollo del campo de la inferencia paleoambiental.
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