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Respuesta:
La muchacha, por lo visto, solía ir a salones de pintura. En caso de encontrarla
en uno, me pondría a su lado y no resultaría demasiado complicado entrar en
conversación a propósito de algunos de los cuadros expuestos.
Después de examinar en detalle esta posibilidad, la abandoné. Yo nunca iba a
salones de pintura. Puede parecer muy extraña esta actitud en un pintor, pero en
realidad tiene explicación y tengo la certeza de que si me decidiese a darla todo el
mundo me daría la razón. Bueno, quizá exagero al decir "todo el mundo". No,
seguramente exagero. La experiencia me ha demostrado que lo que a mí me parece
claro y evidente casi nunca lo es para el resto de mis semejantes. Estoy tan
quemado que ahora vacilo mil veces antes de ponerme a justificar o a explicar una
actitud mía y, casi siempre, termino por encerrarme en mí mismo y no abrir la boca.
Esa ha sido justamente la causa de que no me haya decidido hasta hoy a hacer el
relato de mi crimen. Tampoco sé, en este momento, si valdrá la pena que explique
en detalle este rasgo mío referente a los salones, pero temo que, si no lo explico,
crean que es una mera manía, cuando en verdad obedece a razones muy
profundas.
Realmente, en este caso hay más de una razón. Diré antes que nada, que
detesto los grupos, las sectas, las cofradías, los gremios y en general esos
conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía
semejante. Esos conglomerados tienen una cantidad de atributos grotescos, la
repetición del tipo, la jerga, la vanidad de creerse superiores al resto.
Observo que se está complicando el problema, pero no veo la manera de
simplificarlo. Por otra parte, el que quiera dejar de leer esta narración en este punto
no tiene más que hacerlo; de una vez por todas le hago saber que cuenta con mi
permiso más absoluto.
¿Qué quiero decir con eso de "repetición del tipo"? Habrán observado qué
desagradable es encontrarse con alguien que a cada instante guiña un ojo o tuerce
la boca. Pero, ¿imaginan a todos esos individuos reunidos en un club? No hay
necesidad de llegar a esos extremos, sin embargo, basta observar las familias
numerosas, donde se repiten ciertos rasgos, ciertos gestos, ciertas entonaciones de
voz. Me ha sucedido estar enamorado de una mujer (anónimamente, claro) y huir
espantado ante la posibilidad de conocer a las hermanas. Me había pasado ya algo
horrendo en otra oportunidad: encontré rasgos muy interesantes en una mujer, pero
al conocer a una hermana quedé deprimido y avergonzado por mucho tiempo, los
Explicación:
eso es lo mas importante corona plis