¿Solo imponían sus costumbres? ¿Qué pasaba con la religión, las ideas, las formas de trabajo y de relación?
Respuestas
Respuesta:
tengo las mismas preguntas pero para elaborar un argumento sobre los romanos espero te sirva si no dime cual es el tema
Explicación:
Al acercarse a la historia romana inmediatamente se ve la importancia de la religión y de los fenómenos relacionados con la esfera sobrenatural. La necesidad de llevar una adecuada relación con las fuerzas espirituales y hacerlas favorables a Roma fue algo que los romanos buscaron constantemente mediante diversas formas. La religión fue un elemento que estuvo presente en la sociedad romana desde sus inicios, convirtiéndose en parte integrante de su vida cotidiana. Las instituciones religiosas formaban parte de las costumbres ancestrales que eran el referente moral y de conducta que sustentaba al Estado romano, por lo que quienes estaban a su cabeza eran sus más celosos guardianes. Aunque había varias formas de acercarse a lo divino, la religión tradicional tuvo un papel determinante para sustentar la creencia en los dioses y la continuidad de los cultos. Este trabajo pretende mostrar algunas maneras en que la tradición era el criterio primordial de aceptación para el culto religioso, de qué modo la historia romana estaba estrechamente enlazada con la religión y resaltar cómo los defensores del culto tradicional veían el talante romano frente a las costumbres religiosas a través del tiempo y la conclusión que extraían de este análisis.
I
La religión romana se basaba en prácticas como sacrificios y rituales tendientes a establecer el vínculo entre dioses y hombres para que éstos consiguieran el favor de aquéllos. No era una religión revelada que tuviera dogmas definidos ni una institución a la cual afiliarse; los rituales eran el centro de la práctica, no la creencia, lo importante era la participación de todos, lo cual ayudaba a fortalecer el carácter comunitario y cohesivo de la religión en la sociedad. En Roma, el aparato religioso estatal fue representado por magistrados religiosos como los diversos sacerdotes reunidos en colegios que tenían como cabeza al pontífice máximo, quien junto con los flamines, los pontífices y las vestales formaban la estructura religiosa. Otros actores eran los augures que cuidaban las formalidades religiosas en las asambleas para asegurar que los procedimientos fueran adecuados y que las señales sobrenaturales indicaran la aprobación divina. Por su parte, los arúspices interpretaban los hígados de los animales sacrificados para ver si eran favorables. Los quindecimviri eran los guardianes de los libros sibilinos y brindaban recomendaciones rituales, siendo su función básica buscar la anuencia divina y sugerir ritos para obtenerla o volver a ganarla.1 No está de más señalar que las prácticas religiosas no eran monopolio de los magistrados, ya que éstos eran funcionarios públicos que debían su cargo a su prestigio social, el cual se reafirmaba gracias al ejercicio de las magistraturas religiosas que, si bien no formaban parte del cursus honorum de los personajes políticos más importantes, eran fuente de reputación. Los jefes de familia se encargaban del culto familiar y cualquiera podía realizar sacrificios y adorar a su dios preferido; los romanos eran tolerantes en cuanto a la aceptación de otros dioses y cultos, siempre y cuando no trajera problemas ni disturbios como las Bacanales del 186 a. C., o se realizaran prácticas que se creían excesivas como los sacrificios humanos.2 Estos magistrados se ocupaban de la correcta ejecución de los rituales que el pueblo romano daba como conjunto a sus dioses, lo que tenía un carácter estatal y colectivo bastante marcado, con el fin de mantener la buena relación con los dioses.