Respuestas
Respuesta:
Escribir sobre este tema una vez se ha declarado el primer estado de alarma de la democracia por causa sanitaria como consecuencia de la pandemia generada por el COVID-19, en pleno desarrollo del número de contagiados en nuestro país, supone de entrada aceptar las restricciones en los posibles comentarios derivadas de la naturaleza, importancia y severidad de esta situación.
Cualquier reflexión ahora no puede olvidar el objetivo principal de tratar de reforzar el cumplimiento por todos los ciudadanos españoles de las medidas adoptadas a distintos niveles por las autoridades sanitarias para afrontar la crisis. Unas medidas que se centran, tanto aquí como en otros países, en ralentizar en lo posible la difusión de la enfermedad, mediante medidas generales inmediatas para reducir el número de contagios, su detección precoz y el aislamiento de los contagiados, con el objeto de evitar el colapso del sistema sanitario.
Explicación:
desde la perspectiva de las organizaciones sanitarias preocupan especialmente, además del impacto de la pandemia en urgencias y en hospitalización, las unidades de cuidados intensivos, cuya dotación es limitada en todas partes, pues su capacidad puede verse superada si no se evita la concentración de un número muy elevado de contagios en el corto plazo. Si esto ocurre (lo que, a juzgar por las cifras de ocupación de estas unidades de los últimos días está ya sucediendo en centros de Madrid), quienes trabajan en esas unidades, como ya ha ocurrido en Italia, se verán obligados a afrontar graves dilemas éticos para adoptar la decisión de a qué pacientes proporcionar atención prioritaria con los medios disponibles.