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María Parado de Bellido
(Huamanga, 1761 - Ayacucho, 1822) Heroína peruana de la época de la independencia. Se cree que fue hija natural, y lo único que se sabe de su padre es que procedía del Alto Perú. En 1776 contrajo matrimonio en Huamanga con Mariano Bellido, de quien tuvo siete hijos.
María Parado de Bellido
En 1820 parte de su familia se integró al grupo de patriotas organizado en Paras (Cangallo), con el fin de colaborar con la guerrilla auspiciada en la sierra central por el general Álvarez de Arenales, que obedecía a la estrategia del general José de San Martín encaminada a desgastar al ejército realista. Mariano Bellido y sus hijos actuaron como correos del ejército patriota en la región de Huamanga, y su misión principal consistió en dar cuenta de los movimientos de las tropas realistas.
En 1822 el virrey José de la Serna ordenó a las tropas del general José Canterac, acantonadas en Jauja, que se combatiera la insurrección popular organizada en Huamanga. Canterac encomendó a la compañía al mando del general Carratalá la tarea de reprimir el movimiento ayacuchano. Fue en esa coyuntura que uno de los hijos de María Parado, Tomás Bellido, fue hecho prisionero y fusilado por los realistas ya acantonados en Cangallo. Este hecho motivó que María Parado de Bellido se integrara al movimiento patriota y colaborara con su esposo en las tareas de espionaje.
Debido a su condición de analfabeta, dictaba las cartas dirigidas a Mariano Bellido a un amigo de confianza que, a su vez, se encargaba de trasladar la información al cuartel del guerrillero patriota Cayetano Quiroz. Gracias a ello, los patriotas fueron avisados a tiempo de la planeada incursión del ejército realista al pueblo de Quilcamachay el 29 de marzo de 1822, y la localidad pudo ser evacuada a tiempo.
No obstante, la persona a través de la que María Parado enviaba su correspondencia fue capturada ese día por unos sacerdotes leales al virrey, que lo entregaron al general Carratalá. El general conoció así las actividades que realizaba María Parado, ya que una de las cartas llevaba su firma. Las tropas españolas rodearon la vivienda en que María Parado se hallaba en compañía de sus hijas y la capturaron. Llevada ante el general Carratalá, María Parado se negó a contestar las preguntas encaminadas a desarticular la red de información, desechó las ofertas de recompensa y tampoco se inmutó al ser advertida de que su casa sería quemada si no colaboraba.
Su actitud motivó que fuera condenada a morir fusilada. El 1 de mayo de 1822 fue paseada por los alrededores de la plaza de armas de Huamanga, al tiempo que se voceaba su delito de traición, y luego murió ante el pelotón de fusilamiento en la Pampa del Arco. Sus restos fueron sepultados en la iglesia de la Merced.
Cuando la independencia fue consolidada por el general Simón Bolívar, el Libertador otorgó a las hijas de María Parado de Bellido una casa que había pertenecido a un soldado realista en Huamanga, mediante un decreto de 1826. Poco después fue declarada mártir de la independencia. Un importante colegio nacional para mujeres de Lima lleva en la actualidad su nombre.