• Asignatura: Religión
  • Autor: eliannysubero
  • hace 2 años

3 ejemplos de la degradación de la dignidad humana




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Respuesta dada por: stevenlucuara2402
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Los campos de concentración de la Alemania nazi fueron la expresión máxima del miedo y el terror. Pero el Holocausto no empezó ni acabó en los campos de concentración de Hitler. Habían comenzado ya durante su primer año de gobierno, en 1933, cuando se inició la persecución contra los judíos, su discriminación social, las humillaciones públicas de las personas, los asesinatos selectivos, el reclutamiento de los jóvenes judíos para el trabajo forzoso, la reclusión de las familias en barrios y casas especiales (las Judenhauser), la obligatoriedad de que los hebreos llevasen en sus ropas la estrella de David, para identificarlas como Untermensch (personas de raza inferior).

Además de los 6 millones de judíos asesinados en los campos de exterminio nazis, lo fueron asimismo centenares de miles de gitanos y comunistas, entre ellos miles de republicanos españoles. Pero el Holocausto no acabó con la liberación de los campos en 1945, una vez finalizada la II Guerra mundial. Continuó en el interior de millares de supervivientes como una pesadilla, tatuada en su mente al igual que en su piel el número que les identificaba como prisioneros en los campos. Y no sólo fue esa una pesadilla para los supervivientes, sino también --en muchas ocasiones-- para las hijas e hijos de los supervivientes, que no podían dejar de pensar que quizás no eran sino los sustitutos de la hija, hijo, o de los hermanos perdidos.

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Mi resiliencia es el testimonio de uno de aquellos supervivientes, Sigfried Meir. Un niño judío entonces, que había nacido en la ciudad alemana de Francfort, en 1934, y que con tan sólo 9 años fue deportado junto a sus padres judíos (Moshe Meir y Jenni Bacharach) al campo de Auschwitz, en Polonia. Los padres de Sigfried murieron al poco de llegar, y él sobrevivió gracias a la protección de las dos kapos del barracón de mujeres en el que había sido confinado junto a su madre. Enfermo de tifus, el niño Sigfried fue tratado por el tristemente célebre por sus crímenes, doctor Mengele, seguramente una cobaya más para él, aunque milagrosamente, curó de su enfermedad

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