• Asignatura: Religión
  • Autor: Monaa746
  • hace 2 años

Cómo se ha defendido el terrorismo excusado en la religión?​

Respuestas

Respuesta dada por: cristinacmidemi2018
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El 11 de septiembre de 2001 en un

hecho que podríamos entender como un

hito en el fenómeno del terrorismo, el

asombro de las sociedades occidentales

tuvo múltiples vertientes. Las declaraciones de la entonces embajadora de Estados Unidos en Venezuela, Donna Hrinak,

podrían ser un reflejo de la dificultad que

muchos teníamos para entender las motivaciones de quienes se «inmolaron» en

las torres gemelas. La Sra. Hrinak exponía que la sociedad americana brindaba

las posibilidades para que todos aquellos

que pudiesen entrar en ese país comprendieran su forma de vida y los valores asociados con la tolerancia política, religiosa y cultural. Ella no lograba entender cómo eso no había pedido ser asimilado por estas personas. Más recientemente, un sentimiento similar subyacía en España

tras el atentado en las cercanías de Atocha.

Las interrogantes sobre esa suerte de intolerancia

que percibimos como un posible «choque de civilizaciones» para usar la expresión, no del todo inocente de Hutington, especialmente aquellas con un

importante substrato religioso, son abordadas en esta

obra de Juergensmeyer, El Terrorismo Religioso, a

través de una profunda e interesante, y por demás

bien documentada, reflexión. Se trata de vincular las

explicaciones y justificaciones que los activistas y

seguidores de diversas ideologías religiosas dan a

sus acciones violentas o de terrorismo. Tal como el

autor lo señala, busca analizar la «oscura relación

entre ideología y religión». Para ello, investiga múltiples casos y encuentra que, aunque la religión puede ser un factor crucial en muchos actos de terrorismo, se necesita una serie de condicionantes y un camino recorrido para llegar a esos extremos, sea cual

sea la tradición religiosa desde la que se pretende

justificar el derramamiento de sangre, especialmente

de población inocente, y actos de violencia de gran

magnitud.

Una de las líneas matrices desarrolladas es que

«ideas e imágenes de violencia» no son monopolio

de una sola religión, cualquier culto

puede aportar la base ideológica para

estos ataques en el entorno global contemporáneo, convirtiéndose así, aún a

pesar de los violentos, en una manifestación más de la globalización. Se pueden tomar las palabras de Juergensmeyer

en el prólogo a la edición española sobre el fin último de su escrito, para él se

trataría de entender «el poder que aún

ejerce la imaginación religiosa en la vida

pública y de reconocer que para muchos

la religión más que ser la causa de la

violencia, puede representar un remedio

contra esta» (Juergensmeyer, 2001:xiii).

En la introducción que titula «El Terror y Dios»

se expone claramente el esquema expositivo que tiene el libro a partir de dos ideas principales, a saber, el

terrorismo religioso, por una parte, y la visión desde

el interior de las culturas de la violencia, por la otra.

A través del primero se pretende abordar el fenómeno en sí, desde las dificultades inherentes al calificativo mismo de «terrorismo» hasta el lenguaje religioso y la base ideológica que se aplica, mientras

que en el segundo se aspira comprender no sólo la

mentalidad de los activistas religiosos sino el contexto y los grupos que los apoyan.

A pesar de la innegable existencia de actos que

pudieran calificarse como «terrorismo de Estado», el

libro se centra en el estudio de aquellos casos en que

la religión, combinada con otros factores (identidad

étnica, ideologías sociopolíticas, reacción a una ocupación, etc.) se vislumbra como motivación principal. El autor busca centrar el análisis de casos en

sendos contextos culturales y en el marco de los

cambios sociopolíticos globales contemporáneos. La

comprensión de por qué estos actos se han asociado

con causas religiosas es uno de los objetivos principales que se propone Juergensmeyer.

De los casos estudiados, el autor muestra múltiples evidencias de que muchos de los que llevan a

acciones terroristas o que pertenecen a grupos o comunidades que los apoyan abiertamente no pueden

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Aldea Mundo, Año 7 No. 14

ser calificados como sociópatas o individuos con

profundos trastornos de personalidad, al contrario

suelen ser ciudadanos que han mostrado una vida de

cierta normalidad que en un momento dado «se ven

abrumados» por un enorme sentido de dedicación a

una visión religiosa compartida por muchos miembros de la comunidad de la que forman parte y, convencidos de que esta visión del mundo está siendo

profundamente atacada, se convencen de llevar a cabo

un acto «trágico y desesperado». (Juergensmeyer,

2001:9). También parece ser usual que estos activistas religiosos no se perciben a sí mismos como «terroristas» sino como militantes o soldados de una

causa, que asumen la violencia como un medio para

lograr un fin, en tal sentido sus actos, entendidos

como «operaciones» serían interpretados como «acciones defensivas», reactivas a una situación que limita con lo insostenible.

Explicación:

espero te alla ayudado coronita pls

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