• Asignatura: Religión
  • Autor: anonima121
  • hace 2 años

¿Con qué documento se dio fin a todos los intentos de destruir la iglesia de Cristo?

Respuestas

Respuesta dada por: claudiaelipal
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La Reforma Protestante

E l pensamiento y la obra de Martín Lutero se inscriben en ese gran movimiento religioso de principios del siglo

XVI denominado la Reforma protestante, que finalizó con la supremacía eclesiástica, religiosa y política de la

Iglesia de Roma en Europa creando iglesias protestantes de diferentes denominaciones. Aunque la Reforma fue

esencialmente un movimiento religioso, produjo importantes cambios en casi todos los aspectos de la vida

social, económica y política, con grandes repercusiones en la historia moderna del mundo occidental.

Con la disolución de los principios fundamentales del Medioevo y el surgimiento de las nuevas corrientes

intelectuales del humanismo y el Renacimiento, se dieron las condiciones propicias para el desarrollo de la

Reforma protestante, especialmente en los territorios de habla alemana, en donde el fervor religioso se

entremezclaba con el disgusto hacia la Iglesia romana.

La Reforma fue denominada “protestante” después de la segunda Dieta de Espira (1529), en la cual los

dirigentes luteranos firmaron una enérgica protesta dirigida al Emperador manifestando su disconformidad y

reafirmando su fe con ahínco. Las cuatro tradiciones protestantes principales que surgieron de la Reforma fueron

la luterana, la calvinista, la anabaptista y la anglicana, cada una con importantes implicaciones en la teoría y la

práctica políticas.

La Iglesia de Roma

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Después de la caída del Imperio Romano, Europa Occidental se descentraliza en reinos feudales, siendo la

Iglesia cristiana la principal fuerza que aglutina al continente frente a las diversas invasiones. Esta centralización

del poder fue el principal elemento unificador durante la Edad Media.

Con la invasión de los vikingos desde el norte y de los húngaros desde el este entre los siglos IX y XI las

unidades políticas europeas se fragmentaron, y debido a la necesidad de protección militar se consolidó el

feudalismo como sistema basado en vínculos de dependencia establecidos entre un superior feudal y su vasallo.

El principio fundamental era la subordinación de una persona a otra, con una estructura social rígidamente

jerarquizada en la cual el vasallo intercambiaba independencia por protección.

Una de las características de la Edad Media en lo político fue entonces la fragmentación del poder, aunque

existió la necesidad de un orden universal, de una justicia suprema que estuviera por encima de los intereses

particulares, y la única posibilidad de ello era a través del Papa, la Iglesia de Roma, que pretendió instaurar en

Europa un poder político por encima de los relativos poderes de los señores feudales.

Se dio simultáneamente una lucha entre la Iglesia y los señores feudales para lograr la dominación política,

con papas que eran alternativamente apoyados, dominados o depuestos por los poderes seculares. El Papado,

con sus luchas con los Estados italianos y su exilio en Aviñón, el gran cisma que opone hasta tres Papas rivales,

la crisis que lo somete a las decisiones de los concilios, y finalmente su injerencia en la política y los conflictos

europeos, había perdido su autoridad moral sobre una gran parte de los fieles.

En la vida medieval lo político y lo religioso se entremezclaban sutilmente, y se daba por sentado que el reino

y el sacerdocio formaban jurisdicciones complementarias dentro de la república cristiana. El fin de esta unión

entre lo religioso y lo político fue anticipado por Marsilio de Padua en el siglo XIV. Las pretensiones temporales

del papado habían perjudicado la efectividad de la autoridad secular, al confundir el poder secular con el

espiritual.

Antecedentes

El desafío de Lutero a la autoridad de Roma es la culminación de un largo proceso en el cual se combinan

una serie de elementos, circunstancias y condiciones que rebasan los aspectos meramente religiosos. La

Reforma no comienza con el famoso episodio de las 95 tesis de Lutero (31 de octubre de 1517), sino en una

serie de fermentos de reforma religiosa profundamente sentida en la Iglesia ya desde finales del siglo XII.

Además, durante siglos hubo una continua lucha por la supremacía del poder político terrenal entre los papas y

los poderes seculares.

La sumisión a Roma, los impuestos, las extensas posesiones de la Iglesia en toda Europa libres de cargas,

la inmoralidad de muchos eclesiásticos en todas las jerarquías del clero, y otras cuestiones relacionadas con el

desarrollo de las monarquías nacionales, produjeron una gran animosidad en contra de la Iglesia católica. La

denominada “cautividad babilónica” de los papas en Avignon durante el siglo XIV y el consiguiente Gran Cisma

provocaron graves daños en la autoridad de la Iglesia, dividiendo a sus partidarios en seguidores de uno u otro

Papa. Se reconoció la necesidad de una reforma, y pese a los debates y los programas, no se instituyó ningún

cambio en el concilio de Constanza (1414-18).  

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