Texto 2:
“Las mujeres que lucharon por la independencia lo hicieron desde sus propios espacios de vida. María Parado de Bellido, desde su casa en Paras (Ayacucho), ofrecía comida, daba vituallas y transportaba cartas; finalmente, fue capturada y ajusticiada por los realistas (1822)”.
Susana Aldana
• ¿A quién observas en la imagen 2?
• ¿En qué se diferencia de la imagen 1?
• ¿Por qué aparece la moneda en la imagen?
El Banco Central de Reserva del Perú ha tenido a bien reconocer a María Parado de Bellido como una de las mujeres que aportaron al proceso de la independencia para la construcción de la República, en la SERIE NUMISMÁTICA "LA MUJER EN EL PROCESO DE INDEPENDENCIA DEL PERÚ".
Texto 3:
“Otra característica que todavía nos marca es que, mucho antes de la independencia, tuvimos rebeliones regionales de fuerte composición indígena, que fueron aplastadas con mucha violencia. Ello dificultó construir después un movimiento independentista más sólido, cuando el resto de Hispanoamérica ya se movilizaba por la independencia recordemos la rebelión de Túpac Amaru II en 1780”.
Cecilia Méndez
Texto 4:
“La monarquía española controló la información, sobre todo desde la década de 1790, para evitar que los ideales de la Revolución francesa se expandieran a sus territorios. Entonces, quedaron prohibidas las lecturas que trataran temas políticos y cuestionaran al rey. No obstante, en los barcos que arribaban a los puertos del Pacífico, viajeros y peruanos que habían estado en el extranjero introducían libros y escritos no permitidos”.
Ascensión Martínez Riaza
EVIDENCIA : SU LINEA DE TIEMPO UBICANDO LOS 4 TEXTOS Y LAS 4 PREGUNTAS
Nuestro maestro (fragmento de la obra “Corazón”)
NUESTRO MAESTRO
Martes, 18.
Desde esta mañana, también me gusta mi nuevo maestro.
Durante la entrada, mientras él se instalaba en su sitio, se asomaban de vez en cuando a la puerta varios de sus discípulos del año anterior para saludarlo:
—Buenos días, señor Perboni. Buenos días, señor maestro.
Algunos entraban, le tomaban la mano y escapaban. Se veía que lo querían mucho y que habrían deseado seguir con él. Él les contestaba:
—Buenos días —y les estrechaba la mano, pero sin mirar a ninguno; durante cada saludo se mantenía serio, con su arruga en la frente, vuelto hacia la ventana, contemplando el tejado de la casa vecina, y en lugar de alegrarse de aquellos saludos, se adivinaba que le daban pena. Después nos miraba, uno tras otro, con mucha atención.
Empezó a dictar, paseando entre los bancos, y al ver a un chico que tenía la cara muy enrojecida y con unos granitos, dejó de dictar, le tomó la barbilla y le preguntó qué tenía, tocándole la frente para ver si tenía fiebre. En ese momento un chico se puso de pie y empezó a bufonear a espaldas de él. Se volvió de pronto, como si lo hubiera adivinado, y el muchacho se sentó y esperó el castigo, con la cabeza baja y encarnado como la grana.
El maestro se acercó a él, le posó la mano sobre la cabeza y le dijo:
—No lo vuelvas a hacer.
No dijo más. Se dirigió a la mesa y acabó de dictar. Cuando concluyó, nos miró unos instantes en silencio, y con voz lenta y, aunque ronca, agradable, empezó a decir:
Escuchad: tendremos que pasar juntos un año. Procuremos pasarlo lo mejor posible. Estudiad y sed buenos. Yo no tengo familia. Vosotros sois mi familia. El año pasado todavía tenía a mi madre: se me ha muerto. Me he quedado solo. No os tengo más que a vosotros en el mundo; no poseo otro afecto ni otro pensamiento. Debéis ser mis hijos. Os quiero bien, y debéis pagarme con la misma moneda. Deseo no castigar a ninguno. Demostrad que tenéis corazón; nuestra escuela será una familia, y vosotros mi consuelo y mi orgullo. No os pido que lo prometáis de palabra, porque estoy seguro de que en el fondo de vuestras almas ya lo habéis prometido, y os lo agradezco.
En aquel momento apareció el bedel a dar la hora. Todos abandonamos los bancos, despacio y silenciosos. El muchacho de las piruetas se aproximó al maestro y le dijo con voz temblorosa:
—¡Perdóneme usted!
El maestro lo besó en la frente y le dijo:
—Bien, bien; anda, hijo mío.
Después la lectura
• Luego de leer, responde las siguientes preguntas:
1. ¿De qué trata el texto leído? ¿Qué día ocurrieron los hechos?
2. ¿En dónde ocurrieron los hechos?
3. ¿Qué paso exactamente en el texto leído?
4. ¿Cómo se llamaba el maestro?
5. Según el autor ¿Cuál es la descripción que da de su maestro? Escríbelo.
Reflexionamos
6. ¿Qué recuerdos o anécdotas hermosas guardamos de nuestras maestras o nuestros maestros?
Vocabulario:
7. Vuelve a leer el texto, selecciona palabras nuevas, busca en el diccionario su significado
EVIDEMCIA: las 7 preguntas
Respuestas
Respuesta dada por:
5
Respuesta:
Texto 2: "Las mujeres que lucharon por la independencia lo hicieron desde sus propios espacios de vida. María Parado de Bellido, desde su casa en Paras (Ayacucho), ofrecía comida, daba vituallas y transportaba cartas; finalmente, fue capturada y ajusticiada por los realistas (1822)".
▶Susana Aldana
Observo a María Parado de Bellido
Respuesta dada por:
7
Respuesta:
mucho texto
Explicación paso a paso:
marisol90876:
.-. ñoooooooo
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