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esta es Tutankamón,[1] llamado en vida Neb-jeperu-Ra Tut-anj-Amón,[2] [3] fue un faraón perteneciente a la dinastía XVIII de Egipto, que reinó de 1336/5 a 1327/5 a. C.[4] Su nombre original, Tut-anj-Atón, significa «imagen viva de Atón», mientras que Tut-anj-Amón significa «imagen viva de Amón». Es posible que Tutankamón sea el rey Nibhurrereya de las cartas de Amarna, y probablemente el monarca denominado Ratotis, Ratos o Atoris, que reinó durante diez años, según los posteriores epítomes de la obra de Manetón.[5]
Si bien formalmente se define que la Dinastía XVIII finaliza con el reinado de Horemheb, se puede afirmar con un alto grado de certeza que el joven Tutankamón fue el último faraón de sangre real de la dinastía. Ascendió al trono después del periodo de Amarna y devolvió a los sacerdotes de Amón la influencia y el poder que habían poseído antes de la revolución religiosa y política de Akenatón. Durante su corto reinado se creía que estuvo en manos de Ay y Horemheb el poder, en el cual Ay administraba Egipto y Horemheb el manejo del ejército, pero en los últimos años según las investigaciones de especialistas y arqueólogos se ha puesto en escena a un joven faraón mucho mas independiente e influyente de lo pensado anteriormente.
Su reinado se caracterizó por un retorno a la normalidad en el plano socio-religioso después del interludio protagonizado por el monoteísmo de Akenatón. Dicho retorno fue paulatino, restaurando el culto y arquitectura de los templos abandonados pertenecientes a dioses como Amón, Osiris o Ptah, colocando en funciones a la casta sacerdotal y permitiendo la celebración de los ritos pertinentes. En el plano artístico, los cánones inaugurados bajo la égida de Amarna seguirían fluyendo hasta fundirse con los patrones tradicionales del arte egipcio. En las imágenes oficiales, la imagen del joven rey sería enfatizada constantemente junto a su Gran Esposa Real conjugando la herencia visual de Amarna (las imágenes de intimidad familiar de la pareja real visibles en tronos, sillas, cofres, etc., encontrados en la tumba real) con el mensaje político oficial de continuidad de la dinastía, claramente visible por la profusión de imágenes de Anjesenamón.
Tutankamón fue un faraón notable en la restauración y armonización de el Egipto posterior al periodo amarna, pero debido a su corto reinado y la usurpación de sus pocos monumentos por parte de faraones de la XIX dinastía, no fue conocido en épocas antiguas. El tamaño relativamente pequeño de su tumba (KV62) sedimentada a través de los años fue la razón de que no fuera descubierta hasta el siglo XX hasta que Howard Carter la encontró intacta en 1922. Su descubrimiento y los tesoros encontrados en ella tuvieron cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto, convirtiéndose la máscara funeraria del faraón en la imagen más popular. El hallazgo de su tumba, casi intacta, fue un aporte fundamental para la comprensión de la historia y cultura egipcia. Posibilitó sacar a la luz una cantidad apreciable de joyas, muebles, armas y variados utensilios; permitiendo esto ampliar el conocimiento de esta civilización.
Si bien formalmente se define que la Dinastía XVIII finaliza con el reinado de Horemheb, se puede afirmar con un alto grado de certeza que el joven Tutankamón fue el último faraón de sangre real de la dinastía. Ascendió al trono después del periodo de Amarna y devolvió a los sacerdotes de Amón la influencia y el poder que habían poseído antes de la revolución religiosa y política de Akenatón. Durante su corto reinado se creía que estuvo en manos de Ay y Horemheb el poder, en el cual Ay administraba Egipto y Horemheb el manejo del ejército, pero en los últimos años según las investigaciones de especialistas y arqueólogos se ha puesto en escena a un joven faraón mucho mas independiente e influyente de lo pensado anteriormente.
Su reinado se caracterizó por un retorno a la normalidad en el plano socio-religioso después del interludio protagonizado por el monoteísmo de Akenatón. Dicho retorno fue paulatino, restaurando el culto y arquitectura de los templos abandonados pertenecientes a dioses como Amón, Osiris o Ptah, colocando en funciones a la casta sacerdotal y permitiendo la celebración de los ritos pertinentes. En el plano artístico, los cánones inaugurados bajo la égida de Amarna seguirían fluyendo hasta fundirse con los patrones tradicionales del arte egipcio. En las imágenes oficiales, la imagen del joven rey sería enfatizada constantemente junto a su Gran Esposa Real conjugando la herencia visual de Amarna (las imágenes de intimidad familiar de la pareja real visibles en tronos, sillas, cofres, etc., encontrados en la tumba real) con el mensaje político oficial de continuidad de la dinastía, claramente visible por la profusión de imágenes de Anjesenamón.
Tutankamón fue un faraón notable en la restauración y armonización de el Egipto posterior al periodo amarna, pero debido a su corto reinado y la usurpación de sus pocos monumentos por parte de faraones de la XIX dinastía, no fue conocido en épocas antiguas. El tamaño relativamente pequeño de su tumba (KV62) sedimentada a través de los años fue la razón de que no fuera descubierta hasta el siglo XX hasta que Howard Carter la encontró intacta en 1922. Su descubrimiento y los tesoros encontrados en ella tuvieron cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto, convirtiéndose la máscara funeraria del faraón en la imagen más popular. El hallazgo de su tumba, casi intacta, fue un aporte fundamental para la comprensión de la historia y cultura egipcia. Posibilitó sacar a la luz una cantidad apreciable de joyas, muebles, armas y variados utensilios; permitiendo esto ampliar el conocimiento de esta civilización.
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