• Asignatura: Geografía
  • Autor: natachavez2019
  • hace 2 años

hola amigos me pueden ayudar a sacar una opinión de la vida del soldado en la primera guerra mundial​

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Respuesta dada por: dilanaramisgonzalez
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La Primera Guerra Mundial, el conflicto que se llevó millones de vidas a partir de 1914, sorprendió a sus contendientes. Ninguna de las naciones en lid esperaba que, el corto enfrentamiento que esperaban (y que, creían, se libraría a golpe de caballería y avances masivos), derivaría en una paralización de los ejércitos. Pero así fue. Alemania invadió Bélgica en julio de ese mismo año con la mente puesta en París y, al poco, fue detenida en seco por británicos y franceses a cambio de una ingente cantidad de bajas. La contraofensiva gala del Marne, acaecida en septiembre, dio oxígeno a los Aliados, provocó la derrota del Plan Schlieffen (que buscaba la llegada del contingente teutón como una centella hasta París) y obligó a los germanos a iniciar una retirada a toda prisa.

Con el fin de esa primitiva guerra relámpago germana las posiciones se estancaron a finales del verano. Fue entonces cuando cambió la mentalidad de los contendientes. Las nuevas armas favorecieron este giro de 180 grados en el paradigma, pues una ametralladora bien ubicada podía aplastar a batallones enteros en poco minutos. Así, de dejaron a un lado los rápidos avances fomentados por las unidades montadas sobre jamelgos y bicicletas (los alemanes estaban convencidos de que «llegarían pedaleando a París» con ellas) y se apostó por un enfrentamiento basado en el posicionamiento de miles de soldados a lo largo de gigantescos frentes de batalla. A partir de entonces, los principales compañeros de viaje del soldado fueron las trincheras.

En los siguientes cinco años, los combatientes de uno y otro bando se vieron obligados a vivir en estos impopulares agujeros. Fueron sus casas; y unas casas no demasiado acogedoras, todo sea dicho. En la práctica, eran unos hoyos hediondos que les cubrían de los disparos enemigos y les permitían resistir el asalto a bayoneta de oleadas de contrarios. Pero también eran lugares infectos en los que abundaban las ratas, proliferaban las enfermedades y la higiene era tan escasa como la comida y el agua. «Eran un nido de agua anegada, barro y tumbas. Era una vida muy diferente a la que se cuenta en "1917"», explica a ABC el divulgador histórico José Luis Hernández Garvi, autor de la completa obra «Eso no estaba en mi libro de la Primera Guerra Mundial» (Almuzara, 2019).

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