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Explicación:
En balde, a pesar de lo mandado por la Princesa de que no se pensase en matar al pájaro verde, se soltaron contra él neblíes, sacres, gerifaltes y hasta águilas caudales, domesticadas y adiestradas en la cetrería.
Hoy, cuando pienso que va a caer en brazos de un hombre, en balde lucho por apartar de mí las imágenes que mi fantasía me traza y presenta.
A popa, delante del camarote, había un gran balde lleno de agua llovida, donde la tripulación calmaba la sed, y recuerdo que, apurado el último buche, cada uno de esos pobres diablos sacudía su escudilla con un ¡ah!
En suma: la pobre Lully, creando en balde ideales que la casualidad o el diablo derriba luego, viene a caer en la más real y lastimosa bajeza que imaginarse puede.
Acabaron muchas dinastías, se hundieron muchos tronos; Italia logró al fin su unidad, en balde deseada durante trece o catorce siglos; se deshizo la confederación germánica; Austria perdió la hegemonía; Prusia, vencedora, se puso al frente de casi todos los pueblos germánicos; y por último, en tremenda lucha con Francia, Prusia la venció y la desmembró, apoderándose de algunas de sus hermosas ciudades y de parte de su fértil territorio y obligándola, desde su misma capital, de que se había apoderado, a pagar suma enormísima por su rescate.
No quería oír en balde baladronadas y mentiras.
1-Aunque en la noche obscura, en el tortuoso y áspero camino y en la larga y cansada peregrinación, busquemos en BALDE reposo en las ruinas del templo, y pidamos inútilmente consolación y fe a los monjes difuntos, todavía una fe más radical y más íntima persiste en el ápice de la mente, surge del abismo del alma y no nos abandona.
2-En BALDE, a pesar de lo mandado por la Princesa de que no se pensase en matar al pájaro verde, se soltaron contra él neblíes, sacres, gerifaltes y hasta águilas caudales, domesticadas y adiestradas en la cetrería.
3-Hoy, cuando pienso que va a caer en brazos de un hombre, en BALDE lucho por apartar de mí las imágenes que mi fantasía me traza y presenta.
4-A popa, delante del camarote, había un gran BALDE lleno de agua llovida, donde la tripulación calmaba la sed, y recuerdo que, apurado el último buche, cada uno de esos pobres diablos sacudía su escudilla con un ¡ah!
5-En suma: la pobre Lully, creando en BALDE ideales que la casualidad o el diablo derriba luego, viene a caer en la más real y lastimosa bajeza que imaginarse puede.