• Asignatura: Castellano
  • Autor: atex35
  • hace 2 años

los textos no literarios buscan crear belleza en el lenguaje?​

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Respuesta dada por: mishell26ydgmailcom
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Respuesta:

si

Explicación:

xq ayudan a fomentar más el interés del texto

Respuesta dada por: ramon987servilio
0

Respuesta:Teoria de alvarez espino ahi encontraras mas sobre este tema

Explicación:

Tras esta enumeración de temas de estudio de la Estética, Álvarez Espino y Góngora Fernández llaman la atención sobre la complejidad del fenómeno significado por el término belleza y de su dificultad para explicarlo9. Nos lo exponen de la siguiente manera:

«La mirada más superficial basta para descubrir que el hecho de la belleza no es un fenómeno simple. Resultado de la relación entre el espíritu y los objetos, parece brotar del choque misterioso de las impresiones externas en el alma, como eco dulcísimo con que responde el espíritu a las misteriosas armonías del exterior: y como si otros espíritus escondidos debajo de las formas corpóreas, vinieran a nuestro encuentro y se nos revelaran hablándonos por medio de los sentidos, en lo íntimo del pensamiento sentimos el poder de su idea, y en lo más hondo del corazón la fuerza de su voz».

(pp. 28-29)10                

Para ellos, la belleza es el resultado de dos factores complementarios; surge gracias al encuentro de dos elementos activos, de dos cualidades operativas: la primera pertenece a la naturaleza, objeto de belleza, la segunda se halla en el hombre, sujeto capaz de apreciarla y de sentirla. Finalmente, hay que aceptar la existencia de una fuente anterior y superior al hombre y al mundo, de donde emanan los dos principios inmediatos, de un Dios que se expresa por medio de sus obras11.

La primera esfera de la belleza es, por lo tanto, la naturaleza entendida no sólo como el mundo externo al hombre sino también los fenómenos y operaciones interiores. Todos ellos constan de dos integrantes esenciales: una idea y una forma. La idea representa el principio de unidad, y la forma el de variedad. Un significado, diríamos hoy, y un significante. Esta interpretación nuestra de las nociones de Álvarez Espino y Góngora Fernández quizás pueda ser tachada de excesivamente simple por su anacronismo, pero la descripción que hacen los propios autores nos induce a pensar que, tomándolas con las debidas reservas, nuestra «traducción» no es tan descaminada. Para ellos, la forma externa, que se revela a los sentidos externos o al sentido íntimo, es «variable», «relativa» y «condicional», mientras que la idea, a pesar de que no se ve, ni se oye, ni se toca y de que sólo se percibe por el pensamiento, reina soberanamente entre las formas y constituye como el espíritu vivificador de toda realidad: es «constante», «absoluta» y «necesaria».

Aunque de manera diferente en los seres inorgánicos y en los orgánicos, la luz, los colores, el sonido, la magnitud, la forma, el movimiento, transmiten un mensaje. Lo mismo podemos decir del movimiento voluntario y de la sensibilidad en los seres animados. La diferente configuración corporal de éstos, las creaciones del genio humano traducidas en el conjunto de las artes y las ciencias son diferentes expresiones de un lenguaje elocuente que hay que saber interpretar. Todas ellas hablan del autor supremo y reflejan la grandeza de Dios.

Tras esta interpretación, los autores rechazan con cierta violencia la doctrina del empirismo estético, apoyada en el principio sensualista que confunde lo agradable con lo bello al defender que todos nuestros conocimientos nos vienen de los sentidos12.

A pesar de que reconozcan que todas nuestras ideas acerca de la belleza física se forman a partir de las sensaciones que recibimos por la vista, y que toda belleza, al ser agradable, proporciona un placer sensible unido al sentimiento de lo bello, se muestran totalmente en contra de reducir todo el ámbito de la belleza a la impresión material y a la sensación agradable. Esgrimen cuatro argumentos: en primer lugar, afirman que lo agradable no es la medida de la belleza ni se halla inseparablemente unido a ella. En segundo lugar señalan que, mientras la sensación es la misma para todos los hombres y aún para los animales, el sentimiento de la belleza, patrimonio exclusivo del hombre, varía según la situación personal en que cada uno se encuentre. En tercer lugar advierten que si el crítico de la belleza fuera el placer, carecería de consistencia permanente y estaría sujeta a la variabilidad de los gustos, modas y costumbres. Finalmente, se preguntan en qué noción tendrían que incluir los conceptos de belleza intelectual o moral, la concepción platónica o, incluso, la idea de belleza absoluta. Concluyen con la siguiente afirmación categórica:

«Preciso es confesar que el empirismo tiene que ceder ante la idea de la belleza, como ante la de lo verdadero y lo bueno, reconociendo su filosofía sobrado estrecha para poder encerrar nociones tan grandes y tan elevadas».

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