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El mundo se halla inmerso en la pandemia de COVID-19. La OMS y sus asociados trabajan juntos en la respuesta ―siguiendo el rastro de la pandemia, ofreciendo asesoramiento sobre las intervenciones más importantes, distribuyendo suministros médicos esenciales a los más necesitados― y se han lanzado a la carrera por encontrar una vacuna.
Las vacunas salvan cada año millones de vidas. Su función es entrenar y preparar a las defensas naturales del organismo ―el sistema inmunológico― para detectar y combatir a los virus y las bacterias seleccionados. Si el cuerpo se ve posteriormente expuesto a estos gérmenes patógenos, estará listo para destruirlos de inmediato, previniendo así la enfermedad.
Al 18 de febrero de 2021, hay al menos siete vacunas distintas que los países han empezado a administrar en tres plataformas, concediendo prioridad en todos los casos a las personas vulnerables.
Además, hay más de 200 vacunas experimentales en desarrollo, de las cuales más de 60 están en fase clínica. La finalidad del Mecanismo COVAX, que forma parte del Acelerador ACT puesto en marcha por la OMS de consuno con sus asociados, es detener la fase aguda de la pandemia de COVID-19. Junto con la CEPI y Gavi, la OMS aplica las siguientes medidas para lograr ese objetivo:
agilizar la búsqueda y el desarrollo de una vacuna segura y eficaz contra la COVID-19;
ayudar a aumentar la capacidad de producción; y
colaborar con los gobiernos y los fabricantes para garantizar la asignación justa y equitativa de vacunas a todos los países (el Mecanismo COVAX es la única iniciativa mundial que persigue esta meta).
Las vacunas son una herramienta nueva y esencial para poner fin a la COVID-19 y resulta muy alentador comprobar el número de ellas que están en desarrollo y los buenos resultados obtenidos en algunos casos. En todo el mundo, los investigadores están trabajando lo más rápido posible, colaborando e innovando para que dispongamos de las pruebas, los tratamientos y las vacunas que, en conjunto, salvarán vidas y pondrán fin a esta pandemia.
La disponibilidad de vacunas seguras y eficaces supondrá un cambio radical, pero en el futuro próximo deberemos seguir llevando mascarilla, manteniendo una distancia de seguridad con las demás personas y evitando las aglomeraciones. Estar vacunados no significa tirar por la borda las medidas preventivas y arriesgar nuestra salud y la de los demás, sobre todo porque todavía desconocemos el grado en que las vacunas protegen no solo contra la enfermedad sino también contra la infección y la transmisión.