breve explicación de la teoría del encubrimiento de Leogoldo? ​

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Respuesta dada por: suzunuakirayt
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Para Leopoldo Zea la naturaleza es el espacio preexistente y la condición misma de la vida, en consecuencia el ser humano, como producto de la naturaleza y de la historia, es el principal responsable para propugnar su equilibrio por cuanto es el único ser que la ha racionalizado.

Para sustentar el primer planteamiento reproduzco sus propias palabras:

De modo que el programa humanista legado por este grupo de intelectuales le servirá de guía en su filosofar por cuanto focaliza dos aspectos medulares en la reflexión sobre el hombre: sus circunstancias históricas, mismas que lo individualizan, y el reconocimiento de las bases constitutivas de todo ser humano, las cuales le permitieron sustenta la promoción de su universalización.

Con relación a la idea de que la filosofía inicia con las inquietudes propias del hombre Leopoldo Zea expone que toda actividad filosófica: “Siempre e ineludiblemente habrá que partir del hombre en sus múltiples contradictorias expresiones” [Zea, 1993: 18], puesto que representa el eje articulador de toda labor intelectual. Más aún, recuerda: “La auténtica filosofía ha sido siempre a lo largo de su historia filosofía comprometida con los problemas de los hombres en su obligada relación con el mundo y la sociedad de su tiempo” [Zea, 1993: 383].

Si otorga esa función a la filosofía en general, no será de otro modo que le asigne a la filosofía latinoamericana el mismo rol, simplemente porque para él la circunstancia histórica es un rasgo constitutivo del reflexionar, que lo marca; interpreta que la filosofía occidental inició en América por la discusión sobre la identidad de los aborígenes. Entonces, históricamente, le es connatural al quehacer filosófico latinoamericano toda preocupación por la condición humana.

Por lo demás, Leopoldo Zea exhibe el vínculo entre filosofía y hombre al revisar el carácter instrumental de la filosofía cuando suscribe:

       Verbo, Logos, Palabra, diversas expresiones de un mismo y grandioso instrumento mediante el cual el hombre no sólo se sitúa en el Mundo y el Universo, sino que hace de ellos su hogar. Mediante el Verbo deja de ser un ente entre entes, para transformarse en su habitante... humanismo pleno... como un estar por encima de todo o dentro de todo [Zea, 1974: 9-10].

Consecuentemente, la filosofía viene a ser el mecanismo mediante el cual el hombre conscientiza su lugar en el mundo, pues mediante su racionalización se ha situado sobre el resto de los seres vivos. Para él la condición humana fue producto histórico al ejercitar la racionalidad, al desarrollar la creatividad, que no es más que la práctica de la libertad. Por ello acotará: “... la palabra hombre no significa nada si no se relaciona con una situación determinada...” [Zea, 1974: 54], lo cual le permite extender tal identificación a los habitantes de cualquier parte del planeta.

Dentro de esa ruta concibe y usa la filosofía como instrumento para explicar la génesis y constitución de la condición humana y por el carácter de discurso liberador que le asigna cuestionará las interpretaciones interesadas y limitantes del llamado humanismo occidental, cuya retórica vino a degenerar en actitudes y acciones contrarias a sus principios. Entonces, la práctica del nuevo humanismo permitirá que “... El deshumanizado occidental podrá, por esta vía, volver a humanizarse, alcanzar su más auténtica humanidad... La filosofía occidental tropieza con el hombre, y al reconocerlo reconoce, también, su propia humanidad” [Zea, 1974: 114-115]. De modo que la filosofía latinoamericana viene a cuestionar, corregir, revolucionar y enriquecer el quehacer filosófico occidental.

Su humanismo pleno lo sustenta Zea en la comprensión de la existencia de distintas concepciones acerca del ser humano al apuntar:

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