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1. Accesibilidad universal. Las barreras físicas nos impiden participar en la comunidad. Reivindicamos un transporte público adaptado y, cuando no sea posible, el derecho al uso de un transporte especializado gratuito o a precio público. Además, los espacios públicos deben de estar adaptados para garantizar nuestra inclusión. Los nuevos parques infantiles, teatros, cines y resto de espacios públicos han de proyectarse bajo esta perspectiva de accesibilidad universal.
2. Falta de autonomía económica. Al encontrar grandes dificultades para el acceso al empleo y recibir únicamente una prestación escasa, que generalmente es administrada por otras personas, se limita nuestra inclusión en la sociedad como miembros de pleno derecho. Reivindicamos asimismo el derecho a acceder a productos adaptados de primera necesidad a un precio razonable, como por ejemplo poder adquirir una silla de ruedas a un precio asequible.
3. La vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad. En muchas ocasiones las mujeres con discapacidad vemos atacadas nuestra integridad, nuestra libertad y nuestra seguridad. Los casos de abusos sexuales, abusos domésticos, el no respetar nuestros deseos ni decisiones, son situaciones con las que nos encontramos a diario las mujeres de nuestro colectivo.
4. Derecho a la atención sociosanitaria especializada. Reclamamos que existan profesionales de todas las disciplinas especializados en parálisis cerebral y otras discapacidades con grandes necesidades de apoyo, ya sea en el Sistema Nacional de Salud o incorporando a profesionales sanitarios en los servicios sociales. Asimismo reivindicamos el derecho a elegir servicio sociosanitario según criterios de especialización y de cercanía al lugar de residencia. Es prioritario que podamos elegir servicios de día y programas residenciales.
5. Derecho a una vida independiente, al acceso de información y a la toma de decisiones. Es necesario tener siempre en cuenta nuestras decisiones y respetarlas. Tenemos derecho a la intimidad física y emocional: reivindicamos la opción de elegir con quién y dónde vivir, así como el derecho a tener una vida afectiva y sexual plena, como cualquier otra persona. No queremos vivir en situación de sobreprotección, que se nos prive de información o que se nos trate de forma desigual respecto al resto de personas.
6. Derecho a una educación de calidad. Los niños y niñas con parálisis cerebral tenemos el mismo derecho que el resto a una educación de calidad. Es necesario promover el conocimiento de nuestra discapacidad entre el equipo docente y motivarlo para mejorar nuestra inclusión en el aula y el desarrollo de nuestro aprendizaje. Los centros educativos necesitan apoyos para evitar situaciones de vulnerabilidad, como nuestra falta de participación al organizarse actividades sin tener en cuenta nuestras necesidades, o incluso el comunicarnos con dificultad por no disponer de un equipo informático o de comunicadores para poder realizar las tareas diarias. Además es necesario potenciar los Centros de Educación Especializada como centros de recursos, abiertos a toda la comunidad educativa.
7. Derecho a oportunidades laborales reales. Reclamamos que podamos beneficiarnos de una mayor capacitación profesional y de mayor accesibilidad al mercado laboral, facilitando el servicio de asistencia personal y la adaptación de centros de estudio y puestos de trabajo.
En el Movimiento ASPACE creemos que una sociedad inclusiva se construye entre todas y todos. Por eso trabajamos en diferentes proyectos de colaboración para desarrollar nuestros derechos y promover nuestra participación en la comunidad. Entre otros, la Red de Ciudadanía Activa ASPACE, que involucra a 700 personas con parálisis cerebral y otras discapacidades con grandes necesidades de apoyo, para potenciar nuestra participación social a través de la autodeterminación y la defensa de nuestros derechos.