Respuestas
-Ambos, a su manera negaron a Jesús. Pedro durante la Pasión de Cristo es descubierto por la sirvienta de la casa y en tres ocasiones, tal como Jesús había dicho que lo haría le negó, afirmando que no lo conocía, por miedo.
Pablo le negó proyectando violencia y muerte hacia los primeros cristianos.
– Teniendo motivos para renunciar y darse por vencidos ante sus errores se dieron cuenta que eran amados y que hay gracia y misericordia para todos, nadie puede caer tan bajo que Dios no nos encuentre “…pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” Rom 5, 20, y es que aunque todos (quien escribe y quien lee este artículo) estamos familiarizados con el pecado, estos dos apóstoles conocieron el pecado de primera mano, y es por esto que experimentaron el amor, la gracia y misericordia de Dios que predicaron.
-Ambos vivieron en Roma durante el tiempo del emperador Nerón por lo que enfrentaron una época difícil donde la superstición, magos y adivinos, los ídolos, la persecución y martirio de cristianos en las calles era algo de todos los días, ambos lucharon por y con Dios, encontrando fuerza para hacer frente a esto sin desanimarse, por el contrario, predicaron los dos la importancia de vivir en ALEGRÍA.
En palabras de San Pablo: “Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; esta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos”1 Tes 5, 16-18
Por su Parte San Pedro nos invita a vivir con alegría aun en las pruebas: “Por eso estén siempre alegres, aunque por un tiempo tengan que ser afligidos con diversas pruebas”1 Pe 1, 6
-Jesús les cambia el nombre al descubrirles su misión, de Simón a Pedro (o sea piedra), y de Saulo a Pablo.
-El libro de Hechos de los apóstoles, en el capítulo 4 y después en el 16 nos narra cómo ambos fueros perseguidos y encarcelados por predicar a Jesús y sanar en su nombre, y aún en prisión, los dos no pudieron dejar de hablar de Él; Pedro les responde ante la orden de no enseñar el nombre de Jesús “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído”, mientras que Pablo no dejaba de alabarle.