Respuestas
Leocadia caminaba junto a un anciano hidalgo, su mujer, un niño pequeño y su criada. Todo era tranquilo, hasta que por la misma cuesta que estos subían, bajaron Rodolfo y su cuadrilla. Cuando todos se cruzaron, las indiscretas miradas de Rodolfo y su cuadrilla hicieron enfadar al anciano. Intercambiaron insultos y burlas, pero siguieron adelante. Rodolfo observó el precioso rostro de Leocaldia, pero no dijo nada.
Al poco tiempo, les comunicó a sus camaradas lo que por ella sentía, y ellos, decidieron volver y secuestrarla. Siguieron los pasos del viejo hidalgo, y sacando las espadas, se llevaron consigo a la bella Leocadia.
La dejaron en casa de Rodolfo, para que pudiera hacer con ella lo que quisiera. Leocadia rogó e imploró que le dejase en libertad, pero Rodolfo le violó.
Al rato, no supo que hacer con ella; la encerró en su casa y se fue a buscar a sus camaradas.
Ella, estando sola en la casa, la inspeccionó, y cogió un crucifijo. Regresó a la cama, y al poco llegó Rodolfo, quien no encontró o no quiso encontrar a sus camaradas. Al poco tiempo, decidió dejar a Leocadia en libertad.
Esta, fue a su casa, donde le recibió su familia. Les contó todo lo ocurrido, pero decidieron no hacer nada por miedo a las represalias. Ahí, descubrió que estaba embarazada.
Rodolfo, marchó a Italia con dos de sus amigos, olvidando totalmente lo que ocurrió hace apenas unos días.
Leocadia mientras tanto, crió a su hijo, al que llamó Luis. Le enseñó a lees y escribir latín, ya que querían hacerle sabio. Pasó el tiempo, y cuando Luis era todavía un niño, fue atropellado por un caballo. Un anciano caballero que le vio tendido en el suelo malherido, le recogió y llevó a su casa, donde le sanó. Leocadia corrió a ver el estado de su hijo, así como toda su familia.
Leocadia al poco rato reconoció esa habitación, ya que era en la que años atrás había estado, secuestrada por Rodolfo. Se lo dijo a su madre, y después también a la madre de Rodolfo, a la que se lo demostró enseñándole el crucifijo. Esta, mandó regresar a su hijo, que todavía estaba en Italia.
Rodolfo llegó en diecinueve días, y su madre le contó que había concretado su novia, enseñándole un falso retrato. Él, dijo que no quería saber nada de alguien tan fea. Aún así, su madre insistió en presentarle a su esposa. Entró Leocadia con su hijo agarrado de la mano, y pensó que ojalá fuera esa su esposa, y no la horrible mujer del retrato. Ella, al ver a Rodolfo, se desmayó; y tras ella, Rodolfo. Cuando todos les daban por muertos, despertaron, y después de un beso, se casaron.