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En vísperas de la tradicional colecta en apoyo de la caridad y el servicio del Papa a la Iglesia Universal, el Prefecto de la Secretaría para la Economía ilustra los datos de la recaudación y el uso de los fondos: “La gente tiene derecho a saber cómo gastamos el dinero”.
En primer lugar, me gustaría decir que la gente tiene derecho a saber cómo gastamos el dinero que se nos da. En ocasiones las contradicciones surgen por la falta de conocimiento, que, a su vez, viene de la falta de transparencia. Cuando empecé como Prefecto de la Secretaría para al Economía el Santo Padre me pidió avanzar en transparencia. En este tiempo en la SpE he intentado compartir con los fieles los datos económicos de la Santa Sede que conozco y que me parecen relevantes.
¿Para qué se usa el Óbolo?
A veces se habla de la caridad del Papa, y así es. La caridad por supuesto es dar donativos a iglesias, instituciones o familias y personas en necesidad. Pero no es solo que llega a Roma el dinero y el Vaticano lo distribuye entre diversas partes del mundo en obras de caridad. Eso es una parte de la finalidad del Óbolo; es decir, hay donaciones al Óbolo que llegan y se distribuyen inmediatamente en lugares de necesidad. Para poner un ejemplo de lo que conozco más directamente, en 2021, que el Óbolo está bajo la supervisión y control de la Secretaría para la Economía, hasta ahora (20 de junio de 2021) el Óbolo ha recibido 21M€ en donaciones (algo puede ser aún del año pasado que ha llegado tarde). Se han distribuido 8 M€ de ellos para proyectos de evangelización o sociales en apoyo a Iglesias necesitadas principalmente en países de África, Asia y América Latina. El desarrollo del primer semestre, cuando se hacen más las donaciones directas, debe ser parecido a años anteriores.
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