Respuestas
Explicación:
ramente concluyente, si es que no es abiertamente falaz. Es como si Cardano
pretendiese cerrar toda vía racional para alcanzar la conclusión de que nues-
tras almas son realmente inmortales, es decir, como si pretendiese convertir
esa posibilidad racional en clara imposibilidad: nos dice algo así como: «¿no
habéis tenido suficiente para desengañaros con lo que os he puesto ante los
ojos en los dos capítulos anteriores? ¿Acaso creéis que en Platón vais a encon-
trar consuelo? De ningún modo.» Con esta intención creemos que está escrito
este tercer capítulo, el cual pasamos ya a analizar con más detalle en esa parte
que se dedica exclusivamente a Platón.
Los argumentos son ocho, y agotan la práctica totalidad de los que Platón
puso en boca de Sócrates en la escenificación en el Fedón de sus últimas horas
en vida, y sólo uno procede claramente de otra obra, el del automovimiento
del alma, presente en el Fedro. En todo caso, algunos de esos ocho argumentos
se repiten en otras obras distintas de estas dos que acabamos de citar.
El primero es el que se fundamenta en el hecho de que el alma, como prin-
cipio de vida, no puede nunca transitar hacia el principio contrario, es decir,
hacia la muerte, pues eso sería ajeno a su naturaleza propia de principio vital
del cuerpo.5
El argumento está presente en la última parte del Fedón, cuando
Sócrates termina de contestar a las últimas objeciones planteadas por Simmias
y Cebes, y se dispone a narrar el mito final. Ello manifiesta que, aunque la
fuente principal de Cardano es este diálogo, no tiene interés en recoger orde-
nadamente los argumentos que van apareciendo a lo largo de la conversación,
sino que los va tomando de aquí y de allá sin solución de continuidad. Este
argumento, a juicio de Cardano, es válido para todo tipo de alma, y, frente a
Proclo y otros comentaristas según dice él, no puede reducirse en modo algu-
no sólo a las almas de los seres vivos perfectos, pues el alma es un principio
vital universal, se dé en el cuerpo que se dé.
El segundo argumento es el siguiente: el alma es más digna que el cuerpo,
y por eso impera sobre él; dado que las cosas más dignas son las que duran
más tiempo, como observamos en el caso de los cuerpos celestes, y el alma es
más digna que el cuerpo, por ello durará más que él: observamos que el cuer-
po como cadáver puede perdurar durante largo tiempo después de la muerte,
y si es embalsamado a la manera de los egipcios esa duración se prolonga mu-
cho más; si esto puede decirse del cuerpo, mucho más se dirá del alma. Esta-
mos ante la prolongación del último de los tres argumentos iniciales del Fedón