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Respuesta:
El organismo reacciona no se queda quieto, se defiende y envía un ejército de células inmunológicas para combatir el virus y reparar el daño causado en el tejido pulmonar. Esto provoca una inflamación en los alvéolos pulmonares.
Nuestro sistema inmunológico, sin embargo, puede producir una respuesta más agresiva atacando las células sanas del tejido pulmonar, a través de una respuesta inflamatoria que libera citoquinas (sustancias proinflamatorias) y dañando a los vasos sanguíneos que en este proceso permiten filtrar líquido en los tejidos pulmonares, encharcándolos y provocando esas manchas blancas que vemos en las radiografías. Es decir, tenemos una neumonía
Este encharcamiento ahoga los alveolos de los pulmones que a su vez obstaculizan el paso de oxígeno a la sangre, dificultando el intercambio gaseoso. Pueden incluso producirse daños pulmonares que disminuyen la capacidad pulmonar del paciente y que pueden ser permanentes, lo que produce una "fibrosis" pulmonar o lo que llamamos un Distress respiratorio en el que muy pocas unidades alveolares son funcionales; lo que hace que el paciente ya no pueda respirar por sí mismo porque la inflamación ha bloqueado los bronquios y los alvéolos, y tenga que ser asistido con ventilación mecánica para ayudarle con oxígeno puro
Tos seca o con secreción;
Fiebre alta y persistente;
Pérdida del apetito;
Dolor de cabeza;
Dolor de pecho;
Dolor en la espalda;
Dificultad para respirar;
Respiración rápida y superficial;
Por experiencia propia tenía fiebre de hasta 42 grados, estuve 10 días en cama, vigilado constantemente para bajar la fiebre, lo cual me provocaba delirios.
En los casos más graves o que no han sido tratados a tiempo puede provocar la muerte