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Respuesta:
Franzuá tiene 14 años y una sonrisa que se le dispara con enorme facilidad, sobre todo cuando se le mencionan las dos palabras mágicas: Estados Unidos. No habla inglés, carece de estudios y anda por tierras extrañas con los bolsillos vacíos, pero basta con hablarle del gran país del norte para que recupere el ánimo y, como cualquier adolescente, empiece a soñar: “Allí hay trabajo, se puede comer y tener casa, allí todo es barato…”. Hace un mes y cinco días que dejó Guatemala y se sumó sin saberlo a la enorme ola migratoria que golpea estos meses las puertas de Estados Unidos. Decenas de miles de menores que, enviados por sus padres o por decisión propia, abandonan sus hogares en el ardiente sur, en Guatemala, Honduras o El Salvador, para buscar una vida mejor más allá del Río Bravo.
- ¿Tienes parientes en Estados Unidos?
- No.
- ¿Sabes que si te detienen, te pueden deportar?
- Me darán asilo, porque soy menor.
- El Gobierno de Estados Unidos asegura que no.
- Pues me da igual, voy a Estados Unidos para no morirme de hambre.
Explicación:
aunque es mucho pero esto es como un ejemplo (creo :v) xd