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Carlomagno realizó numerosas reformas que no tenían precedente entre sus antecesores en el trono de los francos; no obstante, optó por continuar con muchas prácticas tradicionales, como la división del reino entre los hijos.
Organización
El rey carolingio ejerció el bannum, el derecho a reinar y comandar. Gozaba de la jurisprudencia suprema en materia judicial, legislaba, lideraba el ejército, y tenía el deber de defender a la Iglesia y a los desfavorecidos. Su administración llevó a cabo un intento de organizar y adherir al reino la iglesia y la nobleza; no obstante, el reino era dependiente de la eficiencia y la lealtad de ambos órdenes.
Económico:
Carlomagno desempeñó un importante papel a la hora de sentar las bases del futuro económico europeo. Siguiendo las reformas de su padre, abolió el sistema monetario basado en el oro sou y, junto al rey anglosajón Offa de Mercia, impulsó el sistema que había puesto en marcha Pipino. En esa época existían razones pragmáticas para tomar esta decisión, principalmente la escasez de oro en sí, consecuencia del tratado de paz que se había firmado con Bizancio, la cesión de Venecia y Sicilia, y el fin de las relaciones comerciales con África y Oriente.
Comenzó a circular una nueva moneda, la libra carolingia (cuyo nombre deriva de la libra romana, la libra moderna), basada en una libra de plata, una unidad tanto monetaria como de peso, equivalente a 20 sous (del latín solidus, que fue utilizado principalmente en registros contables pero sin ser nunca acuñado, y del cual deriva el chelín moderno) o 240 deniers (del latín denarius, el penique moderno). Durante este período, la livre y el sou fueron unidades de cuenta, mientras que sólo el denier era una moneda real.
Carlomagno instituyó los principios de la contabilidad mediante el capitulare de villis (802), escrito que establece una serie de normas por las que debían ser registrados todos los ingresos y gastos públicos.
La usura fue prohibida, prohibición reforzada en 814, cuando se introdujo la Capitulare de los judíos, por la cual se prohibía a los judíos prestar dinero.
Además de estas prácticas macroeconómicas, el monarca francés llevó a cabo un importante número de ejercicios microeconómicos, tales como el control directo sobre los precios o los gravámenes especiales a determinados bienes y productos básicos.
Carlomagno aplicó este sistema a gran parte del continente europeo; paralelamente, el sistema de Offa se adoptó de forma voluntaria en Inglaterra. Tras la muerte del monarca francés, la moneda europea sufrió una importante degradación, haciendo que la mayor parte de Europa adoptara el uso de la moneda británica hasta c. 1100.
Cultural:
Gran parte del éxito de Carlomagno como militar y administrador puede atribuirse a su admiración por el aprendizaje. A causa del renacimiento de la enseñanza, la literatura, el arte y la arquitectura que los caracteriza, ciertos historiadores se refieren a su reinado y a su época bajo el nombre de «renacimiento carolingio». Carlomagno entró en contacto con la cultura y la educación presente en otros países, especialmente en la España visigoda, la Inglaterra anglosajona y la Italia lombarda, merced a sus conquistas. Durante su reinado se multiplicaron las escuelas monásticas y scriptorias existentes en Francia. Los escolares carolingios copiaron y preservaron muchas de las obras clásicas latinas que habían sobrevivido. De hecho, los primeros manuscritos disponibles en los textos antiguos tienen su origen en esta época: casi todos los textos que sobrevivieron hasta su reinado sobreviven hoy en día. Muchos hombres que trabajaban para el emperador indican la existencia del carácter paneuropeo que tenía la influencia carolingia: Alcuino, un anglosajón de York; Teodulfo, un visigodo de Septimania; Pablo el diácono, lombardo; Pedro de Pisa y Paulino de Aquilea, italianos; y Angilberto, Angilramm, Eginardo y Waldo de Reichenau, francos.
Carlomagno mostró un serio interés en las becas y en la promoción de las artes liberales en la corte. Ordenó que todos sus descendientes fueran bien educados. Él mismo estudió gramática con Pablo el diácono; retórica, dicción y astronomía con Alcuino,[27] y aritmérica con Eginardo. Este último menciona el único fracaso académico de Carlomagno, el no saber escribir: trató de aprender en su vejez practicando durante su tiempo libre en su cama la formación de las letras en libros y tablas de cera que escondía bajo la almohada, «sus esfuerzos llegaron demasiado tarde y dieron poco fruto». Su capacidad para leer se ha puesto en tela de juicio, pues Eginardo no hace referencia a la misma en ningún momento, ni está avalada por fuente contemporánea alguna.
Reformas culturales
Durante el reinado de Carlomagno, la letra romana mayúscula y su modalidad cursiva, que había dado lugar a diversas letras minúsculas, se combinaron con determinados tipos de letra empleados en los monasterios ingleses e irlandeses. La minú
Organización
El rey carolingio ejerció el bannum, el derecho a reinar y comandar. Gozaba de la jurisprudencia suprema en materia judicial, legislaba, lideraba el ejército, y tenía el deber de defender a la Iglesia y a los desfavorecidos. Su administración llevó a cabo un intento de organizar y adherir al reino la iglesia y la nobleza; no obstante, el reino era dependiente de la eficiencia y la lealtad de ambos órdenes.
Económico:
Carlomagno desempeñó un importante papel a la hora de sentar las bases del futuro económico europeo. Siguiendo las reformas de su padre, abolió el sistema monetario basado en el oro sou y, junto al rey anglosajón Offa de Mercia, impulsó el sistema que había puesto en marcha Pipino. En esa época existían razones pragmáticas para tomar esta decisión, principalmente la escasez de oro en sí, consecuencia del tratado de paz que se había firmado con Bizancio, la cesión de Venecia y Sicilia, y el fin de las relaciones comerciales con África y Oriente.
Comenzó a circular una nueva moneda, la libra carolingia (cuyo nombre deriva de la libra romana, la libra moderna), basada en una libra de plata, una unidad tanto monetaria como de peso, equivalente a 20 sous (del latín solidus, que fue utilizado principalmente en registros contables pero sin ser nunca acuñado, y del cual deriva el chelín moderno) o 240 deniers (del latín denarius, el penique moderno). Durante este período, la livre y el sou fueron unidades de cuenta, mientras que sólo el denier era una moneda real.
Carlomagno instituyó los principios de la contabilidad mediante el capitulare de villis (802), escrito que establece una serie de normas por las que debían ser registrados todos los ingresos y gastos públicos.
La usura fue prohibida, prohibición reforzada en 814, cuando se introdujo la Capitulare de los judíos, por la cual se prohibía a los judíos prestar dinero.
Además de estas prácticas macroeconómicas, el monarca francés llevó a cabo un importante número de ejercicios microeconómicos, tales como el control directo sobre los precios o los gravámenes especiales a determinados bienes y productos básicos.
Carlomagno aplicó este sistema a gran parte del continente europeo; paralelamente, el sistema de Offa se adoptó de forma voluntaria en Inglaterra. Tras la muerte del monarca francés, la moneda europea sufrió una importante degradación, haciendo que la mayor parte de Europa adoptara el uso de la moneda británica hasta c. 1100.
Cultural:
Gran parte del éxito de Carlomagno como militar y administrador puede atribuirse a su admiración por el aprendizaje. A causa del renacimiento de la enseñanza, la literatura, el arte y la arquitectura que los caracteriza, ciertos historiadores se refieren a su reinado y a su época bajo el nombre de «renacimiento carolingio». Carlomagno entró en contacto con la cultura y la educación presente en otros países, especialmente en la España visigoda, la Inglaterra anglosajona y la Italia lombarda, merced a sus conquistas. Durante su reinado se multiplicaron las escuelas monásticas y scriptorias existentes en Francia. Los escolares carolingios copiaron y preservaron muchas de las obras clásicas latinas que habían sobrevivido. De hecho, los primeros manuscritos disponibles en los textos antiguos tienen su origen en esta época: casi todos los textos que sobrevivieron hasta su reinado sobreviven hoy en día. Muchos hombres que trabajaban para el emperador indican la existencia del carácter paneuropeo que tenía la influencia carolingia: Alcuino, un anglosajón de York; Teodulfo, un visigodo de Septimania; Pablo el diácono, lombardo; Pedro de Pisa y Paulino de Aquilea, italianos; y Angilberto, Angilramm, Eginardo y Waldo de Reichenau, francos.
Carlomagno mostró un serio interés en las becas y en la promoción de las artes liberales en la corte. Ordenó que todos sus descendientes fueran bien educados. Él mismo estudió gramática con Pablo el diácono; retórica, dicción y astronomía con Alcuino,[27] y aritmérica con Eginardo. Este último menciona el único fracaso académico de Carlomagno, el no saber escribir: trató de aprender en su vejez practicando durante su tiempo libre en su cama la formación de las letras en libros y tablas de cera que escondía bajo la almohada, «sus esfuerzos llegaron demasiado tarde y dieron poco fruto». Su capacidad para leer se ha puesto en tela de juicio, pues Eginardo no hace referencia a la misma en ningún momento, ni está avalada por fuente contemporánea alguna.
Reformas culturales
Durante el reinado de Carlomagno, la letra romana mayúscula y su modalidad cursiva, que había dado lugar a diversas letras minúsculas, se combinaron con determinados tipos de letra empleados en los monasterios ingleses e irlandeses. La minú
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