• Asignatura: Castellano
  • Autor: juandavid3437
  • hace 2 años

Historia de empatia el mono y la tortuga narracion extendida

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Respuesta dada por: Gaia123123
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Respuesta:Había una vez un mono y una tortuga que se llevaban estupendamente y eran muy amigos. Formaban una pareja peculiar que llamaba la atención allá donde iban, pero pertenecer a distintas especies nunca había sido un problema para ellos. Su amistad era sincera y se basaba en el respeto mutuo. Bueno, al menos eso parecía

Cierto día iban paseando y charlando de sus cosas cuando se encontraron dos plataneros tirados en el suelo. La tortuguita, muy sorprendida, exclamó:  ¡Oh, amigo mono, qué pena me da ver esos plataneros! Tengo la impresión de que los ha tumbado el viento. ¿No sería genial plantarlos de nuevo? Seguro que volverían a crecer con fuerza y nosotros tendríamos plátanos para comer a cualquier hora.

El mono dio un salto de alegría y empezó a aplaudir. ¡No había ser en este planeta más fanático de las bananas que él!

 ¡Me encanta tu idea! ¡Venga, vamos a ponernos manos a la obra!

Con mucho esfuerzo los dos animales levantaron las pesadas plantas y cubrieron sus raíces con tierra húmeda para que quedasen bien sujetas. Cuando terminaron la tarea se fundieron en un fuerte abrazo, orgullosos de la fantástica labor que acababan de realizar.

El tiempo les dio la razón y los plataneros empezaron a dar plátanos en abundancia.  Una tarde, el espabilado mono detectó que estaban amarillitos, en el punto justo de madurez, y sin dar explicaciones trepó por la planta y se puso a comer  uno tras otro como si no hubiera un mañana. La tortuga quiso hacer lo mismo, pero como no podía subir, tuvo que quedarse abajo mirando cómo su colega se atiborraba.

Al cabo de un rato, extrañada de que no se dignara a bajarle alguno para ella, empezó a mostrar inquietud.

 ¡Eh, amigo, deben estar buenísimos porque ya te has comido más de veinte!

Desde lo alto, con los dos carrillos hinchados, el mono le replicó:

 ¡Están exquisitos! La pulpa es dulcísima y se deshace en la boca como si fuera  mantequilla.

 ¡Oh, se me hace la boca agua!… Estoy deseando probarlos, pero ya sabes soy una tortuga y las tortugas no tenemos el don de escalar. ¡Necesito tu ayuda, compañero! ¿Serías tan amable de coger alguno para mí?

 Tranquila, querida amiga, hay un montón. En unos minutitos te bajo unas cuantas docenas.

Explicación:  Había una vez un mono y una tortuga que se llevaban estupendamente y eran muy amigos. Formaban una pareja peculiar que llamaba la atención allá donde iban, pero pertenecer a distintas especies nunca había sido un problema para ellos. Su amistad era sincera y se basaba en el respeto mutuo. UN RESUMEN

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