resumen de al otro lado de la vida de olney goin​

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Respuesta dada por: FabrizioCarrasco
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Respuesta:

RESUMEN. Una conmovedora historia que despierta los más sublimes sentimientos de pureza, sinceridad, compromiso, lealtad

Explicación:

RESUMEN. Una conmovedora historia que despierta los más sublimes sentimientos de pureza, sinceridad, compromiso, lealtad; en resumen, de verdadera amistad entre dos niños cuyas vidas se ven impactadas por sucesos inesperados y que finalmente los une para siempre.

Respuesta dada por: pamelacalderon567
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Respuesta:

de la pagina 7 hasta la 23

Explicación:

Andábamos como adormilados por los ruidos del mundo madrugador, las dos tacitas de leche y ese calor que no quería irse, el que, según papá, se encargaría de derretir los hielos algún día. Como con todo lo demás, el encargado de explicarme que los hielos no solo habitaban en las refrigeradoras había sido Paquito. 10 Luzbel es el apodo del diablo, Fede. Paquito colocó su brazo enfrente de mí.

Entonces no me digas nada dijo y luego me cogió del brazo para cruzar la pista. Está bien, qué? 8 11 Al otro lado de la vida Está bien, te lo diré. No, Fede, no me parece un nombre lindo. Paquito se quedó pensativo por un instante, con esa cara que ponía cuando pensaba, pero luego empezó a negar con la cabeza.

Luzbel es Luzbel, y punto. Está bien le dije y continuamos andando, hasta que llegamos al final de la vereda y al borde de la pista. Luzbel, en cambio, se parecía más al nombre de alguna cantante de música ranchera. Mamá Yo sé lo que decía mamá, Fede.

Pero a ella tampoco le gustaban las mentiras, y yo sé que el nombre Doki te gusta. Lo sé, porque eres mi hermano menor y te conozco mejor de lo que te conoces a ti mismo. El último de los coches pasó y la pista quedó desolada. Está bien... Pero te equivocas pues, Fede.

Hey, no te pongas así, Fede, que ya tienes diez años. Poco a poco giré la cabeza, hasta que me encontré con la suya. Si yo gano, el perrito se llamará Doki, y si tú ganas, se llamará Luzbel. Pero tú no roncas, Fede, tú cantas.

15 Al otro lado de la vida No te lo diré dijo sonriente. Es lindo, solo te puedo decir eso. Regresé y lo saludé, incluso le di la mano, cosa que no era de todos los días. Mi colegio era uno de esos que bastaba mencionarlo para arrancarle comentarios a la gente, casi todos relacionados con la buena suerte que teníamos.

Para mí tener buena suerte significaba tener a mi mamá, y ella se había muerto hacía casi cuatro años. Por ello pasaba los días envidiando a Yoni, el hijo de Dominga, la cocinera de mi casa. Papá, en cambio nada. Según Paquito, papá perdió la sonrisa cuando mamá se fue.

Ese apodo sí que molestaba a Daniel, sobre todo, creo yo, por ser tan acertado. Además, nadie me hacía carga montón como al pobre Daniel, porque mi hermano era dos años mayor, y ay del que se metiera con él! 15 18 Hola saludé a Daniel y luego me senté a su costado. Papá te va a matar sentenció. Pero bueno, me pregunto cómo le habrá ido a Yoni.

19 Al otro lado de la vida De esta forma emprendimos el retorno a nuestra casa, acalorados, sudorosos y maldiciendo los pantalones largos del cole, como siempre, sin tener una sola idea de aquello que nos tenía preparado el destino para aquella misma noche. Además, en su colegio él aprendía otro tipo de cosas, cosas que eran útiles de verdad. Por eso era que Yoni era como un maestro para nosotros, porque él era el amo y señor de las otras cosas de la vida. Encima de todo, cuando Paquito no estaba, él me enseñaba a insultar.

Pero aquel día, al llegar a casa después del colegio, no nos encontramos con Yoni sentado en la puerta de entrada, como era usual, sino echado en medio del jardín, observando el cielo con ambas manos detrás de la cabeza, mientras que con sus dientes le daba de mordidas a un pedazo de hierba que había crecido de más. 21 Qué haces, Yoni? le pregunté, sentándome a su costado y colocando mi mochila sobre mis piernas. Qué haces? Has jugado fútbol solo? agregó Paquito. Oye, y qué tal tus notas, ah? continuó Paquito.

Dos rojos. Rojos era la forma que Yoni tenía para referirse a los jalados. Yoni mordió la hierba un par de veces más, y luego la escupió hacia un costado. Lo que sea! se apuró en responder Paquito.

Lo prometemos respondimos al mismo tiempo, pero el rostro de Yoni era de inconformidad. Los pactos se hacen con baba pues, no es mi culpa, yo no lo inventé continuó Yoni. Ya respondió mi hermano. Acto seguido Paquito elevó su mano derecha y descargó un tremendo escupitajo sobre su palma.

Te toca me dijo, a lo que yo, sin ánimos de quedar como el delicado del grupo, hice lo mismo por mi parte, y luego, ocultando el asco que sentía, le di la mano. Ahora sí! Creen en los duendes? preguntó Yoni tomándonos por sorpresa. Ah? respondió Paquito. Paquito entrecerró los ojos.

Eh Paquito se rascó la cabeza. Y acaso la parte de atrás no está llena de higos? prosiguió Yoni apuntando hacia la zona posterior del jardín, en donde dormían los conejos. Agarré una manguera y la puse adentro del hueco. El hueco nunca se llenó.

Al escuchar aquello Paquito y yo nos volvimos a observar, pero esta vez con otra cara. Dominga se apareció de la nada, corriendo hacia nosotros con una mano elevada en el aire. Ah, no! exclamó cuando vio que Yoni dio un paso hacia atrás. Justiniano era el padre fallecido de Yoni, y Dominga siempre lo mencionaba cuando quería darle a este una lección.

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