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2
Esta el de Platón
El primer viaje comienza en la Grecia de Sócrates, Platón y Aristóteles. Cada uno de ellos, según sus diferentes reflexiones, postulaba la existencia de una alma en el hombre, que lo hacía diferente de los demás animales, ya que de ella dependía la razón. Si Sócrates hubiera sido tu maestro, como lo fue de Platón, te hubiera aconsejado: “conócete a ti mismo”, ya que para él, en el conocimiento de uno mismo se encontraba un fuente fundamental de sabiduría.
Platón de habría enseñado temas tan importantes como el coraje, la preexistencia de las ideas, la forma en que conocemos el mundo exterior y los sentimientos. Pero fue su discípulo Aristóteles quien dedico todo un libro al estudio de las facultades del alma. De anima puede ser considerado como el primer análisis profundo y sistemático de las facultades del hombre. Hasta aquí, los conocimientos que habrías aprendido te llevarían a la conclusión de que en el hombre existen dos elementos mezclados en una unidad: el alma y el cuerpo; cabe aclarar que para los antiguos griegos el alma era la esencia del ser humano. Cada uno con características propias, pero que existen como dos facetas de una misma y sola realidad.
Con esta idea clara vamos a trasladarnos siete siglos después, para llegar a la época de San Agustín de Hipona quien, influido por platón y el Cristianismo, llegó a una profunda concepción de los procesos mentales y anímicos del hombre, mismos que plasmó en su obra las confesiones. Ahora bien, además de reafirmas la interdependencia ente el espíritu y la materia, reinterpreta este conocimiento a la luz del Evangelio para sostener que todo se encauza hacia la gloria de Dios.
Santo Tomas de Aquino, al retomar el pensamiento de Aristóteles, muchas de las ideas de San Agustín de Hipona y los frutos de sus propios estudios, posibilita el desarrollo de su obra magna, que compendia el pensamiento de su época, La suma teológica. En ella y en otros de sus escritos devela las partes más intimas de la mente humana. Los mecanismos del pensamiento, el surgimiento de los sentimientos, la imaginación y su control, por mencionar sólo algunos temas, fueron abordados por este filósofo. De acuerdo a sus estudios, lo que resulta claro es que todas la facultades propiamente humanas dependen del alma, pero que todas ellas deben estar encaminadas hacia el único fin: la felicidad eterna del hombre.
El primer viaje comienza en la Grecia de Sócrates, Platón y Aristóteles. Cada uno de ellos, según sus diferentes reflexiones, postulaba la existencia de una alma en el hombre, que lo hacía diferente de los demás animales, ya que de ella dependía la razón. Si Sócrates hubiera sido tu maestro, como lo fue de Platón, te hubiera aconsejado: “conócete a ti mismo”, ya que para él, en el conocimiento de uno mismo se encontraba un fuente fundamental de sabiduría.
Platón de habría enseñado temas tan importantes como el coraje, la preexistencia de las ideas, la forma en que conocemos el mundo exterior y los sentimientos. Pero fue su discípulo Aristóteles quien dedico todo un libro al estudio de las facultades del alma. De anima puede ser considerado como el primer análisis profundo y sistemático de las facultades del hombre. Hasta aquí, los conocimientos que habrías aprendido te llevarían a la conclusión de que en el hombre existen dos elementos mezclados en una unidad: el alma y el cuerpo; cabe aclarar que para los antiguos griegos el alma era la esencia del ser humano. Cada uno con características propias, pero que existen como dos facetas de una misma y sola realidad.
Con esta idea clara vamos a trasladarnos siete siglos después, para llegar a la época de San Agustín de Hipona quien, influido por platón y el Cristianismo, llegó a una profunda concepción de los procesos mentales y anímicos del hombre, mismos que plasmó en su obra las confesiones. Ahora bien, además de reafirmas la interdependencia ente el espíritu y la materia, reinterpreta este conocimiento a la luz del Evangelio para sostener que todo se encauza hacia la gloria de Dios.
Santo Tomas de Aquino, al retomar el pensamiento de Aristóteles, muchas de las ideas de San Agustín de Hipona y los frutos de sus propios estudios, posibilita el desarrollo de su obra magna, que compendia el pensamiento de su época, La suma teológica. En ella y en otros de sus escritos devela las partes más intimas de la mente humana. Los mecanismos del pensamiento, el surgimiento de los sentimientos, la imaginación y su control, por mencionar sólo algunos temas, fueron abordados por este filósofo. De acuerdo a sus estudios, lo que resulta claro es que todas la facultades propiamente humanas dependen del alma, pero que todas ellas deben estar encaminadas hacia el único fin: la felicidad eterna del hombre.
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